La reunión tiene como objetivo poner al día los acuerdos sobre discriminación racial de hace ocho años en Durban

ginebra. La Conferencia Mundial del Racismo de la ONU, que se inaugura hoy en Ginebra por el secretario general de Naciones Unidas y que tiene como objetivo poner al día lo acordado hace ocho años en la primera reunión de estas características que tuvo lugar en la ciudad sudafricana de Durban, estará marcada por la ausencia de grandes potencias.

Si no hay nuevos anuncios, 186 delegaciones participarán en la Conferencia, que han decidido boicotear Israel, Canadá, Estados Unidos, Italia, Alemania, Australia y Holanda por considerar que es una cita de carácter antisemita y porque contiene referencias que rechazan o eluden temas que estiman son esenciales.

Los otros 25 miembros de la Unión Europea determinarán su posición horas antes de que dé comienzo la cita.

Entre los asistentes a la conferencia estarán unos pocos jefes de Estado, como el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y 32 ministros de países como Egipto, Nigeria, Sudáfrica, Uganda o Noruega.

censurable El Departamento de Estado norteamericano justificó su ausencia debido al lenguaje “censurable” que se incluye en la declaración final de la reunión. Israel y Estados Unidos abandonaron la polémica conferencia de 2001 en Durban porque entonces se vinculó directamente sionismo y racismo.

Israel y Canadá tampoco participarán en este foro por temor a que se repitan los “ataques” contra Israel.

En referencia a estas ausencias, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, dijo no comprenderlas y lamentó la decisión de estos países de no participar, especialmente Estados Unidos, al entender que todos los puntos en conflicto han sido eliminados.

El texto borrador que debe convertirse en documento oficial fue adoptado por consenso el pasado viernes tras arduas y difíciles negociaciones. La referencia a la “difamación de religiones” que los occidentales veían como una amenaza para la libertad de expresión fue eliminada.

Además, el texto no hace ninguna alusión al conflicto en Oriente Medio, ni cita a Israel ni el sionismo, ni tan siquiera hace referencia a la situación de los territorios ocupados de Palestina.