Más ancianos y menos inmigrantes
En una década el País Vasco ganará 100.000habitantes. Habrá más niños pero también una decada cuatro personas tendrá más de 65 años
El Correo,
,
19-04-2009
La pirámide de población de Euskadi ha perdido su envidiable silueta de antaño. En la década de los setenta presentaba un perfil triangular, ancho por la base y estilizado en la cúspide, reflejo de una sociedad joven con un nutrido colectivo de niños y jóvenes y un mucho más reducido grupo de mayores. Hoy se asemeja más a un rombo, con los extremos de arriba y abajo contraídos y generosos abombamientos en su zona central, prueba de que la actual es una sociedad más envejecida, con fuertes reducciones de la población infantil en favor de una franja amplia de gente de entre 20 y 60 años y un grupo de mayores ‘in crescendo’.
El Instituto Vasco de Estadística (Eustat) ha esbozado ya el dibujo de la pirámide poblacional de la Euskadi del próximo 2020, el horizonte de estudio que permite hacer unos pronósticos demográficos fiables. Presenta una silueta nueva, ensanchada por la base y por una cúspide cada vez más alta, y mantiene las proporciones actuales en el resto del dibujo. Dicho de otro modo, la población infantil y adolescente crecerá en los próximos años. En concreto un 16%, hasta alcanzar las 325.000 personas. Pero más lo harán los mayores de 65 años, que serán un 26% más numerosos que hoy y rondarán el medio millón. Finalmente, habrá un 3,3% más de vascos en edad laboral, alrededor de 1,4 millones, una cifra que permanece casi inalterable.
Así, dentro de una década el censo del País Vasco se situará en los 2,2 millones y habrá ganado en este periodo 100.000 habitantes. Otras previsiones: seguirán llegando inmigrantes pero en menor proporción que en estos últimos tiempos, las familias numerosas serán para entonces una especie prácticamente en extinción y el ‘hogar tipo’ lo compondrán unos padres bien entrados en la treintena con un hijo.
LOS MAYORES
Eclosión de nonagenarios
Sólo las japonesas viven más que las vascas
Sólo las mujeres japonesas viven más años que las vascas que, junto a las navarras, son las que tienen la esperanza de vida más alta de España. Hoy viven hasta los 85 años y alcanzarán los 87,2 en 2020, la fecha de estudio del informe del Eustat. También los hombres vivirán más en ese futuro cercano, 81,2 años frente a los 78 actuales. Caminamos pues, hacia una población «cada vez más envejecida», advierte Martín González, coordinador de estadísticas demográficas del Instituto vasco. Prueba de ello, dice, es que pronto casi uno de cada cuatro ciudadanos vascos tendrá más de 65 años.
Probablemente entonces ya se hable de una ‘tercera’ y una ‘cuarta’ edad. Sería lo lógico al tratarse de un colectivo tan amplio en el que el más joven y más mayor se llevarán más de treinta años de diferencia. Y será el grupo de ancianos el que experimentará un crecimiento mayor gracias «a una mejora continua en la calidad de vida». De aquí a 2020 el grupo de personas de entre 65 y 74 años aumentará un 22%, un porcentaje importante pero casi anecdótico comparado con el de los mayores de 95 años, que se disparará un 155%. «Habrá una auténtica eclosión de nonagenarios y centenarios», vaticina González.
De esta manera, la pirámide poblacional engordará por arriba en mayor proporción que por abajo – habrá medio millón de mayores frente a 325.000 niños y adolescentes – , dibujando una silueta que comenzó a tomar esta forma «a mediados de los 90». «Hasta entonces los mayores nunca habían superado a los niños en número pero desde entonces la diferencia ha ido agrandándose con crecimientos muy intensos en la cúspide poblacional». Y será así «al menos hasta mediados de siglo», estima.
MUNDO LABORAL
Cada vez más ‘dependientes’
Muchos pensionistas y pocos trabajadores
En esta Euskadi cada más envejecida habrá más personas jubiladas. A efectos laborales, a este colectivo y a los menores de 16 años se les mete en el mismo saco y se les denomina ‘dependientes’. Por otro lado están los ciudadanos en edad de trabajar. Los que no cotizan, los niños y especialmente los mayores, serán cada vez más en contraposición con el colectivo de entre 16 y 64 años. Éstos serán 1,4 millones en 2020, casi 50.000 menos que ahora.
«El problema no es tanto que habrá menos trabajadores, sino que también este grupo tiende a envejecer. Hasta mediados de los noventa la mitad de los empleados tenía menos de 35 años pero en unos años no llegarán al 30%. Además, con todos los procesos de jubilaciones que hay ahora el grupo de pensionistas se va a agrandar». No sólo en el País Vasco, «sino en toda España y Europa». Calculan en el Eustat que la próxima década habrá 59 dependientes por cada 100 activos potenciales, frente a los 47 que hay hoy. Son cifras similares «a las de los setenta, cuando había muchísimos niños, que tampoco cotizan. Claro que entonces por cada persona que se jubilaba había dos que empezaban a trabajar».
En 2020 el escenario será radicalmente distinto. Por cada diez que se jubilen sólo habrá seis nuevos trabajadores. No parece, desde luego, la situación ideal pero «tampoco será un gran problema». «No hay que ver a los mayores sólamente como gasto y como gente a mantener. Los jubilados tienen su renta y gastan. Hoy casi sostienen la industria del turismo con sus viajes y también se crean muchos puestos de trabajo en áreas relacionadas con este sector de población, en residencias, centros de día, etc».
NATALIDAD
1,4 hijos por familia
Madres primerizas a los 32 años
Instantáneas del tipo de ‘La gran familia’, retratada en el cine en 1962, no se verán fuera de la gran pantalla dentro de una década. Porque los hogares con quince bocas que alimentar, que los hubo en esa época, ya no existen ni existirán. Hoy hay ocho veces menos familias numerosas que al inicio de la Transición y la media de hijos por pareja es de 1,2. En 2020 este dato se estirará tímidamente hasta el 1,4; lejos en todo caso de los casi tres retoños que tenían las familias en los años setenta, pero también del mínimo histórico registrado en el año 1994, con 0,9 bebés por mujer.
En esa época hubo muchos hijos únicos y los seguirá habiendo. No sólo eso, sino que los padres serán cada vez más mayores. Porque aquí las vascas se apuntan otro record. Son las europeas que más tarde estrenan la maternidad. Hoy tienen su primer hijo a los 31 y en una década lo retrasarán hasta los 32. Si no se alarga más es por el contrapeso de las inmigrantes, «que tienen más hijos y a edades más jóvenes» y han ‘animado’ un poco las estadísticas de nacimientos.
En cifras redondas, nacen unos 20.000 bebés al año en Euskadi y se registran otras tantas defunciones. A partir del año 2014 el signo se invertirá y las muertes empezarán a superar a los alumbramientos, alcanzando una diferencia de hasta 4.000 en 2020. «Entonces serán madres las niñas que nacieron en los años noventa. Como la natalidad se desplomó en aquella época hubo generaciones muy pequeñas, de manera que los bebés de los años veinte también serán generaciones poco numerosas», explica González.
MOVIMIENTOS MIGRATORIOS
Jubilados que regresan al pueblo
Llegarán menos extranjeros
«Las previsiones con la inmigración siempre son arriesgadas. Nadie pudo prever las fuertes entradas de los últimos años», advierten los autores de este estudio. En el arranque de siglo las llegadas a Euskadi se dispararon – fueron 12.000 en 1997 y se multiplicaron por tres en 2006 – . Alcanzaron el techo en 2007, cuando se contabilizaron 42.000 inmigrantes, aunque su peso en la sociedad es del 6%, por debajo de la media española, que ronda el 10%. De aquí en adelante «seguirán llegando inmigrantes» pero ni mucho menos en las proporciones de ahora. «En la próxima década disminuirán las entradas, lo que no se sabe es cuánto. No hay tanto trabajo ni economía que aguante unos niveles como los de ahora». Entramos, pues, en una «fase de desaceleración» que reducirá a unas 26.000 – estiman en el Eustat – las llegadas en el año 2020.
Pero en los movimientos migratorios no sólo cuentan los que vienen. También los que se van. Euskadi perdió por esta causa casi 30.000 ciudadanos el año pasado, «principalmente jóvenes que salen a otras comunidades en busca de trabajo y personas que vinieron en los 60 y 70 a Euskadi a trabajar y que ahora se jubilan y regresan a sus poblaciones de origen en otros puntos de España».
En una década las migraciones rondarán las 22.000, igualando casi las cifras de las llegadas. «El saldo migratorio seguirá siendo positivo pero las diferencias entre los que vienen y los que se marchan se va a estrechar mucho».
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