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Estímulos para seguir creciendo
El Mundo, , 19-04-2009‘The Visitor’ es una película sutil que permite reflexionar acerca de cómo los profesionales ‘grises’ dentro de la empresa pueden automotivarse para desplegar su talento. The Visitor nos narra cómo cambia radicalmente la vida anodina de un profesor universitario solitario y desencantado cuando al viajar a Nueva York descubre que en su apartamento de Manhattan está viviendo una joven pareja inmigrante. El impacto de costumbres, formas de entender la vida y sucesos con el departamento de inmigración americano, le devolverán la experiencia de sentirse vivo y humano.
Los ‘tapados’
En todas las empresas el talento se ha convertido en un gran caballo de batalla, pero si vemos a cada uno de los profesionales, todos seríamos capaces de identificar a aquellos que destacan, que claramente aportan y que, por tanto, podemos definir como talentosos.
Las preguntas que surgen son: ¿se nos está quedando alguien en el tintero?, ¿hay gente que puede estar tapada? La película nos dice que sí, que hay «tapados» y el protagonista es uno de ellos.Lo que podríamos definir como una persona anodina, que no destaca.En las organizaciones conocemos a profesionales de este tipo: hacen su trabajo, desarrollan sus funciones, pero son grises en sus relaciones e incluso en aportaciones. Acaban siendo individuos y empleados mediocres. Las razones por las que una persona (en la película) o un profesional (en la empresa) es gris, pueden ser de diversa índole: por apatía vital, por no saber cómo afrontar la vida desde distintas posiciones, porque el entorno les oscurezca.Pero también puede ser que la organización o sociedad en la que está no les dé la oportunidad de desarrollarse, de exponer lo que saben y pueden hacer o aportar.
Muchas veces, este tipo de personas pasan inadvertidas por propia voluntad. En la película, el protagonista llega a este estadio por la muerte de su inseparable y brillante esposa, así como por la falta de estímulos por parte de su organización universitaria.En las empresas y en nuestra sociedad el que tiene un talento visible y claramente identificable es desarrollado e, incluso, aupado en la organización y socialmente. No obstante, ¿afronta nuestro sistema educativo, social o empresarial, el reto de desarrollar o potenciar a los que en principio «no destacan»?
Si alguien hubiese visto en Einstein a un pobre chiflado, probablemente todavía no tendríamos la teoría de la relatividad. Si por el contrario, como sucedió, se ve el potencial, lo que conseguimos es ganar a un genio. No significa que todos lleguemos a ser genios, pero sí, como el protagonista de nuestra película, poder salir de nuestra zona de confort y poder volver a crecer, al menos en lo personal. A este profesor universitario le tiene que pasar algo para que «florezca». En este caso, es la llegada a su vida de personas con valores radicalmente distintos, positivos y que, a través de la metáfora musical, le hacen revivir, salir de su existencia anodina y desear moverse para cambiar las cosas.
Esto también es necesario en el mundo empresarial: que la organización aliente las conciencias de sus profesionales y les dé posibilidades de desarrollar su talento. Un jefe preocupado por sus colaboradores o una organización con oportunidades pueden ser ese revulsivo.
Antonio Peñalver es consejero delegado de People Excellence.
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