Artículo de Arturo San Agustín: 'Suicidio'
El Periodico, , 15-04-2009Según leo, algunos profesores y políticos, curas de la iglesia laica, andan empeñados en confundir lo que ellos llaman integración con la claudicación. Estas buenas gentes viven entregadas a su noble causa, pero la realidad, como siempre ha sucedido, va a la suya.
Lo decía hace poco en este diario una ciudadana barcelonesa de origen chino: “Mis compatriotas han venido a Barcelona a hacer negocios, no a integrarse”. Mala suerte. Mientras TV – 3 hace programas tan integradores y ejemplares como Karakia, que nos muestra cocinas lejanas, preparadas por ciudadanos de origen paquistaní, peruano, senegalés, etcétera, estos viven conectados casi permanentemente con las televisiones de sus respectivos países, que para eso se inventaron las antenas parabólicas. Y si no, que se lo pregunten al Raval.
O sea, que algunos profesores, que parecen confundir la cultura con los papas y sus condones, creen que hemos de abandonar el uso de expresiones como vacaciones de Semana Santa o vacaciones de Navidad para adoptar las de vacaciones de primavera o vacaciones de invierno. Y, desde luego, la fiesta de Todos los Santos o la Castañada quieren que ya todos la llamemos Halloween.
Me imagino al muy anticlerical poeta Joan Brossa hablando con esos nuevos curas de la iglesia laica que quieren cambiar la palabra carnaval por algo que ellos, como monjas ursulinas, han dado en llamar Semana Cultural o Semana Blanca. También están empeñados en que del 23 de abril, que está al caer, desaparezca toda mención al inocente dragón y al armado santo, para llamar a ese día o a esa semana Semana de los Juegos Florales, expresión que, además de cursi, es más antigua que el alcanfor.
Con la letanía de la integración, estos curas de la iglesia laica quieren acabar con nuestras tradiciones y leyendas, esas cosas – – de origen religioso muchas de ellas, claro – – que luego celebramos, por ejemplo, en las películas iranís. ¿Se puede explicar historia del arte sin conocer ciertos argumentos religiosos?
Quizá nuestro destino, también cultural, es el suicidio personal y colectivo. Debe ser eso.
(Puede haber caducado)