«Mi cabeza es alemana y mi corazón donostiarra, me siento orgulloso de esta mezcla»
«Cada tercer martes de mes, un grupo de alemanes nos citamos para hablar en alemán»
Diario Vasco,
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13-04-2009
Nacido en San Sebastián hace 56 años, hace once relevó a su padre en el cargo de cónsul honorario de Alemania en Donostia. Es uno de los más activos de Gipuzkoa. «Mi padre vino aquí en 1925, motivado por la penuria que había entonces en Alemania tras la I Guerra Mundial. Estudió aquí, se casó con una donostiarra y de esa unión nacieron tres hijos. Uno de ellos soy yo».
- ¿Donostiarra o alemán?
- Tengo nacionalidad germana. Mi cabeza es alemana y mi corazón donostiarra. Estoy orgulloso de esta mezcla. Después de estar diez años en Alemania, donde me casé y nacieron mis hijos, regresé a Donostia.
- ¿Desde cuándo es usted cónsul honorario de Alemania?
- Relevé a mi padre en 1998.
- Es un cargo honorífico, ¿cuál es su profesión real?
- De esto no vivo. Soy doctorado en Ciencias Empresariales y trabajo en una empresa en Hernani que fabrica visagras.
- ¿Desde cuándo existe el consulado en San Sebastián?
- Desde 1917. A raíz de la I Guerra Mundial hubo muchos alemanes que huyeron del país por la penuria económica. Para dar un servicio a esos alemanes que en su día vinieron aquí se creó un consulado.
- ¿Qué funciones tenía el consulado cuando usted se hizo cargo?
- Hacíamos más pasaportes, porque entonces se exigían para ir de un país a otro. También teníamos facultades para cambiar el rol en los barcos – sellado del libro de a bordo – cuando venían barcos al Puerto de Pasajes, cosa que ya no hacemos. Tampoco gestionamos los pasaportes – se necesitan fotos volumétricas – , aunque tramitamos las solicitudes.
- ¿Y cuáles son las funciones actuales?
- El día a día es atender llamadas de información turística, legalizar traducciones para empresas, sellar fes de vida para gente de aquí que en su día trabajó en Alemania y que lo necesita para cobrar la pensión, gestionar la documentación en casos de robo en verano, en alguna rara ocasión hay que gestionar la repatriación de un cadáver a Alemania…
- Habrá momentos de alegría…
- Afortunadamente. Nos invitaron a la inauguración de Chillida – Leku, a celebraciones del Aquarium, participamos en los actos de hermanamiento de Donostia con Wiesbaden… La relación con el Ayuntamiento y la Diputación es muy fluida.
- ¿El consulado tiene cada vez menos actividad?
- Sí. La mayoría de los consulados han cerrado o han ido a Bilbao, donde hay un cuerpo consular que se reúne periódicamente. Aquí nos vamos quedando poquitos. Los consulados nos nutrimos, en parte, por el dinero que entra por algunas gestiones. Si no hay ingreso económico, los países acaban cerrando las oficinas. Aquí trabajamos un 40% menos que hace pocos años y es de prever que a medio plazo Alemania se plantee no tener un cónsul en Donostia.
- ¿Cuántos alemanes residen en Gipuzkoa?
- Por un lado, habrá unos 50 alemanes con pasaporte que trabajan o estudian aquí y que luego volverán a Alemania. Además, hay otros 400, algunos de segunda y tercera generación, con doble nacionalidad. El tercer martes de cada mes, un grupo nos reunimos en la cafetería Branka de San Sebastián. Muchos de los que vienen lo hacen para poder hablar alemán.
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