- La clave del sistema son los educadores. ¿Sois mileuristas como dicen algunos? ¿Os sentís reconocidos en vuestra labor o en cuanto podáis os iréis a otro trabajo?
- J.P: Yo estoy contento, pero soy el director del centro.
- M.K: Los educadores damos más del 100% en nuestra labor con los chavales. Estamos contentos con el trabajo.
- Se ha dicho que sois muy jóvenes y poco preparados para trabajar con menores conflictivos.
- M.K: La edad media de los monitores de Deba se sitúa entre los 36-37 años. El cuestionamiento de la idoneidad de los profesionales ha sido intolerable. En el centro hay trabajadores sociales, educadores, psicólogos… todos con experiencia. Pertenecemos a la asociación Urgatzi, especializada en el tratamiento de menores.
- Mourad, usted como magrebí, ¿percibe más desconfianza entre los ciudadanos desde que ha saltado el problema de estos chicos?
- M.K: Sí. Desde que está saliendo en los medios de comunicación el problema de estos chavales sentimos miradas raras hacia nosotros. Piensan que somos todos iguales. Yo llevo tiempo aquí. La sociedad guipuzcoana nos ha acogido bien, pero últimamente se nota un cambio negativo. Como he dicho, este es uno de los efectos negativos que acarrean estos chavales.