donostia. Gianni es experto en temas relacionados con el acomodo social y político de las minorías musulmanas en países occidentales. “Los miembros de minorías culturales y religiosas pueden estar en desventaja, ser marginados o padecer la no integración social y política, a pesar de sus derechos de ciudadanía formal”.

¿Vivimos en un falso multiculturalismo? ¿Existe una resistencia cultural en Europa?

Podemos decir que sí, aunque esa reacción se explica de una forma distinta en función del lugar. No creo que se pueda generalizar. Lo que ocurre en Italia es muy diferente a lo que pasa en Inglaterra o en los Países Bajos. En Italia existe una gran resistencia, impulsada por el Vaticano, mientras que en otros países se llevan a cabo políticas multiculturales.

El debate sobre el velo en la escuela es uno de esos asuntos. ¿No va en contra la laicidad del colegio?

En Suiza, la escuela es laica y es posible. En mi opinión, es el discurso lo que debe ser laico. El marco, no las personas. En Francia, donde la escuela se sitúa en el seno de una sociedad pluralista y multirreligiosa, se aplica el siguiente modelo: la escuela debe ser laica para que los alumnos lo sean, porque se considera que así la sociedad será laica. Para mí, la escuela laica es aquella que acepta las diferencias; si una persona sale de ella manteniendo su carácter propio – religioso, agnóstico o ateo – , por el que asume su diferencial de fe o pertenencia, que sea porque tiene unas razones. Si no, en nombre de la enseñanza laica, la escuela crea una laicidad ficticia.

¿Se debe, por lo tanto, asumir el uso del velo en las aulas?

Existen buenas razones para aceptar el hiyab en clase, siempre que se garanticen los derechos de la personas. Es decir, siempre que el director del centro no considere que una chica se ve obligada a llevarlo a costa de una intrusión excesiva.

¿Cuál es la causa de todo este choque cultural?

Se ha planteado como respuesta la incompatibilidad entre Occidente y el Islam, la incapacidad de los musulmanes de aceptar la democracia… Todos los encuentros culturales crean problemas. En Suiza, hace 30 años, los italianos y los españoles estaban considerados locos.

¿Obtener la ciudadanía no es suficiente para la integración?

Es suficiente si hablamos de una integración formal y política. Pero desde una perspectiva subjetiva, integrarse significa ser aceptado en la diferencia y sentirse partícipe de un proyecto colectivo. Para ello, hace falta ser reconocido. El número de minorías, no sólo la musulmana, ha crecido. La ciudadanía no es la panacea. Tras 30 años de feminismo, cuando todas las constituciones aceptan el principio de igualdad, ¿estaríamos dispuestos a que se mezclen hombres y mujeres en las finales olímpicas?

¿El reconocimiento de qué derechos puede ser útil?

Reconocer las diferencias no significa no aceptar los derechos fundamentales. Desde un punto de vista académico, nadie defiende el derecho de lapidar a mujeres. Las vacaciones escolares son para todo el mundo en unas fechas basadas en el calendario cristiano. ¿Por qué no reconocer, como hacen en Canadá, todas las fiestas religiosas? Hay que tratar a la gente de forma distinta para que todo el mundo sea tratado de la misma manera.