Espaguetis solidarios

Medio centenar de inmigrantes comen gratis cada sábado junto al viejo cauce gracias a la ayuda de una pareja del barrio

Las Provincias, J. BATISTA, 05-04-2009

Quieres una naranja más o así va bien?, pregunta la maïtre a uno de sus comensales. No está en un restaurante de lujo. Sirve en un banco de un jardín de Tendetes. El menú es elaborado, aunque nunca llegará a la altura de las creaciones de Ferrán Adrià. Ayer tocaba espaguetis a la boloñesa, con tomate y carne, pero especiados con el sabor característico de la solidaridad.

Manuel y Paula, la pareja que desde finales del año pasado reparte comida entre los inmigrantes del cauce, no faltaron a su cita de ayer. Tras la noticia de LAS PROVINCIAS, la jornada fue un poco distinta a lo normal, con cámaras de televisión y fotografías por doquier. Sin embargo, un buen grupo pudo, con relativa tranquilidad, disfrutar de un generoso plato de pasta, un trozo de pan y una naranja, que diligentemente pelaban los comensales sobre la papelera para evitar que cayeran pieles al suelo. Un día normal comen alrededor de 50 personas.

La inmensa mayoría de los beneficiados son inmigrantes subsaharianos sin papeles. Todos llegaron con la esperanza de encontrar trabajo, pero no ha habido suerte. Se reúnen en las inmediaciones de la estación de autobuses, y sobreviven como pueden. “Aparcamos coches porque no hay trabajo. No robamos ni nos drogamos. No hacemos mal a nadie. Queremos trabajar, pero no hay papeles”, explica Mamadou Dia, un senegalés que lleva un año y siete meses en España. “Hay mucha gente que nos ayuda, como en la Casa Caridad. También gente que pasa por aquí y nos da dinero o comida, como Manuel y Paula, que tienen un buen corazón”, sentencia este inmigrante antes de coger su ración.

El ritual semanal de esta pareja solidaria nació en noviembre de 2008, cuando tras cocinar una paella, les sobraron varias raciones que decidieron repartir entre tres personas que encontraron en el río. Y desde entonces, todos los sábados se reúnen con sus comensales, aunque han variado la receta (ahora reparten pasta) y cuentan con el apoyo de algunas empresas y particulares que les suministran materias primas. Incluso han fundado un blog (El macarrón solidario), con el objetivo de darse a conocer para que más empresas y particulares apoyen este tipo de iniciativas.

Mohamed conoció a esta pareja en el punto de encuentro. Ahora les ayuda en la preparación de la comida, cuya elaboración se prolonga durante una hora y media. “El Ayuntamiento, alguien, nos podría ayudar a conseguir papeles. Sin trabajo no podemos tener casas, queremos vivir bien”, señala este inmigrante de Guinea Konacri. Lleva seis meses en Valencia. Entre sus funciones, cuida de que la pasta no lleve cerdo, cuya ingesta prohíbe su religión.

“En mi país hay guerra y no hay nada de trabajo. La gente que se queda es porque no puede salir. No se puede vivir allí. Nadie quiere quedarse para morir”, explica serio. “Algún día – continúa – volveré. Pero ahora no”, sentencia.

De los 700 euros de ingresos mensuales de Manuel y Paula, entre 10 y 15 se destinan a las comidas solidarias. Ayer, ante la presencia de las cámaras, muchos de los beneficiarios habituales prefirieron no acudir a la cita, por lo que sólo comieron alrededor de 30 personas, que lo único que quieren, como explica Condé Fasson, es "tener papeles “para poder trabajar”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)