COMUNIDAD

El Instituto de Realojamiento crea una 'policía de chabolas'

El Mundo, PEDRO BLASCO, 05-04-2009

Los agentes recorren el territorio de la región en busca de núcleos de infraviviendas Madrid


El Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS) ha creado un nuevo servicio de inspección, una policía de chabolas, para evitar la creación de este tipo de poblados en la región.La propia consejera de Medio Ambiente, Ana Isabel Mariño, dijo esta semana en el derribo de las chabolas de El Cañaveral que la consejería había creado este sistema de inspección para evitar que el efecto llamada traiga a más personas que creen poblados.


Mariño insistió en la necesidad de que las familias cumplan una serie de requisitos para poder ser realojadas. Añadió que es preciso que los ayuntamientos implicados no sufran un efecto llamada «porque hay que evitar que la región se convierta en el núcleo de realojo de personas de otras comunidades autónomas».


La nueva policía de chabolas se llama Siviris y ha sido creada para detectar posibles nuevos núcleos chabolistas en la Comunidad de Madrid, según dijo Javier Ramírez, gerente del Iris, organismo dependiente de la Comunidad de Madrid.


Las inspecciones que realizarán los agentes incluirán comprobaciones para ver si los asentamientos actuales tienen un aumento de población o de extensión. El Siviris ha dividido la Comunidad en 9 sectores.Las patrullas salen diariamente a buscar nuevas chabolas o la instalación de prefabricados, la última modalidad de ocupación.Cuando las descubren lo ponen en conocimiento de la policía local, ya que la ocupación urbanística es una competencia de los ayuntamientos, que son los que deben tomar las medidas.


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Esta nueva policía actuará por denuncia de particulares (que deben llamar al 012 ) o de oficio cuando tenga conocimiento de la instalación de nuevos asentamientos de chabolas.


El Siviris tiene en la actualidad 13 agentes que se recorren toda la Comunidad buscando chabolas. Además, cuenta con seis inspectores, con gran experiencia en el chabolismo, que son los encargados de levantar las actas y poner en conocimiento de los ayuntamientos las irregularidades detectadas. Pero además de vigilar la aparición de nuevos núcleos de infraviviendas, estos agentes e inspectores se ocupan de controlar las más de 2.200 viviendas de familias que han sido realojadas por el Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS).


La principal labor que realizarán será comprobar que las personas que viven en ellas son las que resultaron adjudicatarias, y que los pisos no se han vendido o alquilado. Durante muchos años, la práctica de algunas famililas que eran realojadas era vender o alquilar esas casas e irse después a otra chabola.


Según informó la Comunidad de Madrid, el IRIS ha realojado a 1.890 familias desde su creación en 1998 (6.974 personas) y realiza un seguimiento social de 6.357 personas, entre ya realojados (4.373) y residentes aún en núcleos chabolistas.


En esta década, el organismo ha desmantelado núcleos chabolistas como los poblados de La Celsa – donde hoy existe un instituto de enseñanza – , La Rosilla – en la actualidad es una parcela del Ensanche de Vallecas – y El Salobral – que se dedicará a usos industriales y económicos.


El Samur Social desalojó también a 18 subsaharianos que vivían desde hace meses en la zona de la muralla árabe de Madrid, coincidiendo con el inicio de las obras de rehabilitación de este monumento histórico, según informó a Europa Press un portavoz del Ayuntamiento.


Minutos después de las 7.00 horas del pasado miércoles, varias unidades móviles del Samur Social se desplazaron al entorno de la muralla islámica y desmantelaron las chabolas de los inmigrantes , todos ellos en situación irregular. Durante toda esta semana, los dispositivos ya habían comunicado a estas personas sin hogar la situación.


Doce de ellos aceptaron la ayuda del servicio municipal, por lo que fueron trasladados a distintos recursos de acogida. Además de proporcionarle alojamiento, los psicólogos y trabajadores sociales iniciarán con ellos procesos de intervención y adaptación social. Los seis restantes rehusaron la ayuda municipal.


Los inmigrantes vivían en un solar de unos 1.000 metros cuadrados en la esquina de la calle Segovia con la Ronda del mismo nombre entre basura y con ínfimas condiciones de salubridad. La parcela colinda con la parroquia de Santa María de la Cabeza y a 200 metros del Viaducto de Segovia.


La mayoría de las personas sin hogar que allí habitaban llegaron a España en patera. Muchos no trabajan y otros hacen las veces de guardias de seguridad en obras controladas por gitanos, que les pagan unos 300 euros al mes. Otros, como el saharaui Ahmad, de 28 años, trabaja en la calle «pintando el suelo».

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