WASHINGTON.— La apacible localidad de Binghamton, ubicada a casi tres horas de la ciudad de Nueva York, se convirtió ayer en escenario de una carnicería y en objetivo de intensas pesquisas para conocer las verdaderas causas de una masacre en cadena que se cobró la vida de 14 personas —en su mayoría inmigrantes— cuya identidad se ha convertido en pasto de especulaciones y en objetivo de un doloroso proceso de identificación para los familiares.

“Aún no sabemos las causas de este acto deplorable, ni tampoco podemos confirmar con absoluta certeza la muerte, ni la identidad del asesino”, aseguró ayer el jefe de la policía de Binghamton, Joseph Zikuski, para imprimir mayor dosis de misterio y desconcierto a una matanza en serie que ha conmocionado a una ciudad enclave de la clase media y trabajadora, con uno de los más bajos índices de criminalidad en la costa este.

“El homicida llegó por la mañana y sin mediar palabra disparó contra las recepcionistas”, explicó el funcionario policial para recrear el confuso asesinato de 14 personas que, en un arrebato de locura o de odio, fueron exterminadas mientras se disponían a presentar su examen de ciudadanía en una de las aulas de la organización American Civic Association, una edificación de una sola planta en la que se encontraban poco más de 50 personas en el momento del ataque.

“Entre las víctimas hay muchas posibilidades de que se encuentre el agresor”, se limitó a señalar Zikusi para referirse así al asesino que, la mayoría de medios de comunicación, habían caracterizado en un primer momento como “de origen asiático”. Horas más tarde, esos mismos medios, citando a fuentes anónimas de la policía, identificaban al criminal como Jiverly Voong (conocido también como Linh Phat Voong), de 42 años, de origen vietnamita y nacido en Johnson City, Nueva York.

Aparentemente, tras asesinar a 13 personas que se cruzaron en su camino y herir a otras cuatro que hoy se encuentran luchando por su vida en hospitales de la zona, Voong se suicidó con una de las dos pistolas que llevaba consigo.

“Lo único que podemos decir por el momento es que se trató de un acto premeditado ya que el agresor bloqueo con su automóvil la parte trasera del edificio para evitar que nadie escapara”, aseguró Zukusi.

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