Una masiva manifestación – unas 5.000 personas, según la organización, y poco más de 1.200 para la Policía – recorrió ayer Trapagaran en protesta por el realojo de una familia procedente de Simondrogas en La Arboleda. La marcha, la segunda en diez días, atravesó la principal calle del municipio hasta llegar al Ayuntamiento. «No sólo hemos venido gente del municipio, también nos apoyan asociaciones de Sestao, Muskiz, Barakaldo y Portugalete», aseguró el presidente de la asociación vecinal de la localidad, Iñaki Zamarripa.

El portavoz aseguró que la respuesta ciudadana supone toda «una inyección» de ánimo para el colectivo, que, lejos de estar desanimado tras los sucesos de los últimos días, se encuentra «más combativo que nunca». «Tenemos miedo de que pueda darse una provocación en La Arboleda, por eso hemos pedido a la gente que evite los conflictos. No queremos altercados», reconoció.

Zamarripa también quiso contestar a los responsables del Gobierno vasco que el jueves condenaron los sucesos de La Arboleda y los tacharon «de episodios racistas». «Han entrado en este asunto como un elefante en una cacharrería», comparó el representante vecinal, que lleva meses pidiendo la intervención del Ejecutivo autonómico en el conflicto. «La primera de las cuatro cartas que les enviamos está sellada el 15 de diciembre y han esperado hasta el día en el que tienen que dejar el cargo para intervenir», protestó.

Más allá de acusaciones, los vecinos de La Arboleda destacaron el interés de la abogada de la familia realojada por mantener una reunión. «Quería que nos encontráramos esta tarde – por ayer – , pero le hemos dicho que primero tenemos que hablarlo entre nosotros y con el alcalde de Trapagaran», reveló Zamarripa, quien estima que el encuentro deberá esperar hasta la próxima semana.

La vivienda sigue vacía

Aunque su intención es negociar, responsables de Vivienda y de Sestao Berri, sociedad gestora del traslado, recordaron que el proceso ya está cerrado. «Pueden ir a vivir allí cuando quieran y, de hecho, lo harán cuando lo decidan», insistieron.

De momento, la familia de Sestao, con cinco niños pequeños, sigue viviendo en un hostal ubicado en un polígono industrial de Galindo. Allí, Laura, la madre, llevaba ayer a sus pequeños a coger el autobús del colegio. En la parada, un cartel anunciaba la manifestación que el pueblo de La Arboleda había preparado contra su realojo.