La situación en las prisiones y el comportamiento de la Policía suscitan en Francia un vivo debate político y social sobre seguridad ciudadana. Mientras se acentúan las tensiones, Amnistía Internacional (AI)acusa a la policía francesa de «violencias y amenazas racistas», «atentados contra los derechos del hombre», «malos tratos», «chantaje físico y judicial», y de propiciar un «clima de impunidad» que constituye una amenaza para las libertades básicas de los ciudadanos.
En su informe «France: des policiers au-dessus des lois» —Francia: policías por encima de las leyes—, Amnistía Internacional subraya el «grave deterioro» del funcionamiento de los servicios policiales franceses en los últimos años.
A juicio de David Díaz-Jogeix, director adjunto del departamento Europa de AI, «la situación ha empeorado en los últimos tres años. El Tribunal europeo de los Derechos del Hombre, en Estrasburgo, ya condenó los métodos de algunos policías. Y el problema empeora. Hemos detectado problemas de violencia estructural en el comportamiento de la policía, que ha podido llegar a cometer actos muy próximos al homicidio».
Presuntos «homicidios»
AI denuncia la «complicidad» entre los distintos servicios policiales y judiciales, haciéndose eco de las acusaciones de numerosos abogados que han sido testigos de amenazas contra clientes que pretendían querellarse contra algunos policías, acusados de violencia racista o xenófoba.
El Ministerio del Interior no considera deseable la publicación de sus estadísticas oficiales en materia de violencia policial. Por su parte, AI ha procedido a un recuento de las querellas presentadas por presuntos sospechosos que denuncian las amenazas o comportamientos violentos de la policía, durante las detenciones e interrogatorios.
Los departamentos de Interior y Justicia desmienten «categóricamente» las denuncias de AI, que «se inscriben en un clima de tensión creciente». Mientras, las cifras oficiales apuntan a que en el último año se han multiplicado los suicidios en las cárceles francesas.