«¡Vuelve muchacho, que te vas a ahogar!»

Un 'sin papeles' que dormía en las naves portuarias se lanza a la ría para escapar de la Policía

El Correo, AINHOA DE LAS HERAS, 03-04-2009

Brahim prefirió arriesgar su vida y lanzarse a la ría a la desesperada que caer en manos de la Policía. El joven magrebí, que podía haber muerto ahogado o por hipotermia, escapó por una pequeña ventana de la nave en la que, junto a otros inmigrantes, había encontrado guarida. Él y otro compatriota salieron en estampida al ver los uniformes policiales. «¡Vuelve muchacho, vuelve que te vas a ahogar!». «Quédate en la boya, no seas tonto, que te vamos a coger igual», le gritaban los agentes desde la orilla.

El Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Municipal de Bilbao desarrollaron ayer por la mañana una operación conjunta en los pabellones de la península de Zorrozaurre, donde desde hace semanas se asientan decenas de inmigrantes ‘sin techo’. De la veintena de extranjeros localizados en las naves, 17 fueron detenidos por estancia irregular, mientras que el resto disponía de la tarjeta de residencia, indicaron fuentes policiales.

El operativo arrancó de Botica Vieja a las siete de la mañana, cuando los inmigrantes allí refugiados aún dormían. Las protestas de los vecinos del canal de Deusto, que se quejan de una fuerte sensación de inseguridad y de que han aumentado los tirones de bolsos y los robos en vehículos en el barrio, además de padecer continuas trifulcas entre ellos, algunas con armas blancas, empujaron a la Policía local a pedir la colaboración de la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional.

17 vehículos policiales, entre patrullas, furgones y coches camuflados, irrumpieron en Zorrozaurre cuando aún no había amanecido y la temperatura no superaba los 10 grados. Abriéndose paso con linternas, batieron las tres inmensas y destartaladas naves portuarias que aún permanecen en pie – dos ya han sido demolidas – en busca de los inquilinos clandestinos. En las paredes podía leerse carteles del tipo ‘Peligro. Zona de maniobras. Prohibido el acceso a personas y vehículos ajenos’.

«¡Vestiros y fuera!»

Descubrieron a una veintena de ellos durmiendo sobre colchones, con mantas prestadas por alguna ONG, en el interior de contenedores oxidados en casetas que en su tiempo fueron vestuarios de trabajadores. «¡Venga, vestiros y fuera!», les advertían los agentes de ambos cuerpos. En silencio, los ocupas se desperezaban y sólo se calzaban, porque se habían acostado a dormir con la ropa. Son supervivientes. Vivían rodeados de restos de comida, latas de atún y refrescos, botellas de cola vacías. Los cubículos en los que se asentaban carecían de las mínimas condiciones higiénico sanitarias.

«¿Hablas español?, ¿un poco?», les preguntaban los policías. Algunos de los inmigrantes mostraban fotocopias de su solicitud de empadronamiento en el Ayuntamiento de Bilbao y justificantes de ayudas sociales, pero sólo tres, africanos de Costa de Marfil y Guinea – Conackry, disponían de los papeles en regla. «¿No tenéis ningún otro documento?», insistían los funcionarios. Ellos señalaban con el dedo los papeles. Colocados en fila contra la pared, uno de los magrebíes, que vestía una chaqueta de lana naranja, temblaba de frío. «En la nave dos hay nueve», comunicaba por emisora uno los agentes de la Policía Nacional.

De repente, los policías se arremolinaron en la orilla de la ría. Brahim se acababa de meter en el agua, vestido y calzado, y empezaba a bracear ría arriba. «Es tonto, al final lo va a pagar caro», se enfadaba un agente. Sabían que la temperatura del agua y las corrientes podían costarle la vida. Los hombres rana de los Bomberos y una ambulancia se pusieron en camino por si había que rescatarle. Después de permanecer encaramado a una boya unos minutos, escuchando las advertencias que le animaban a regresar, él mismo se acercó a nado al muelle de Deusto y se entregó. Sufría una gran tiritona. Los policías le llevaron al rincón que había sido su dormitorio en los últimos días para que se pusiera ropa seca, unos vaqueros, una sudadera y deportivas de marca. Fue atendido por los sanitarios de un principio de hipotermia. El otro fugado, que huyó a la carrera, también fue atrapado.

Los 17 detenidos fueron conducidos en furgonetas a la comisaría de Indautxu, antes de las nueve de la mañana, donde se realizarían los trámites de identificación – probablemente muchos dieron nombres falsos – y se les abrirá un expediente de expulsión.

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