Los desvelos fascistas del joven Cioran
El Mundo, , 03-04-2009‘La transformación de Rumanía’ desentierra el oscuro pasado del filósofo París
El reflujo de la historia avergüenza la memoria de Emile Cioran (1911 – 1995) en los escaparates franceses. Estaba bien asumido que el escritor franco rumano era un escéptico, un pesimista y un descreído, pero la noción de su afiliación intelectual al nazismo y su devoción a los fascismos tenían pendientes la exhumación de La transformación de Rumanía.
El escritor había autorizado que el libro se publicara en 1990 a condición de recortar ciertos pasajes que él mismo consideraba inadmisibles. Fue un pecado de juventud, un opúsculo demagógico y despiadado, pero es ahora cuando el panfleto en cuestión puede leerse íntegramente. Sin censura.
Acaba de publicarlo la editorial L’Herne con todos los síntomas de un acontecimiento. Literario, político, histórico. Ya se advierten entre líneas la personalidad, la misantropía, el cinismo y el desasosiego de Cioran, aunque el aspecto más llamativo de La transformación… concierne a los sobresaltos y tentaciones antisemitas, filonazis, anarquistas, incendiarios.
La sugestión del joven Cioran se atiene al contexto de fascinación que le procuró en 1933 la visita a la Berlín de Hitler. Quedó impresionado por la coreografía megalómana del régimen nazi.Hasta el extremo de que remitió una misiva a Mircea Eliade donde le confiaba abiertamente «el entusiasmo por el orden político que se estaba levantando en la nueva Alemania».
Tenía 25 años cuando escribió La transformación de Rumanía. Un atenuante que ahora resulta embarazoso, si no insostenible. Entre otros motivos porque la fecha original de la publicación del libro, 1936, coincide con el comienzo de la II Guerra Mundial y el posterior Holocausto.
De hecho, Cioran simpatiza con la idea de una revolución planetaria, transnacional. No socialista y no comunista, sino totalitaria.Destacando además el dinamismo y el mesianismo de Hitler y del Duce.
Transcurridos 73 años desde entonces, las observaciones aparecen con la intriga de una resaca justiciera. Emil Cioran abochorna a los judíos. Y atribuye a Benito Mussolini haber devuelto la grandeza perdida a Italia.
Llama la atención que la apología de los regímenes totalitarios defendida por el escritor haya encontrado la comprensión del filósofo judío Alain Finkielkraut. Ayer ejercía de abogado defensor en las páginas de Le Figaro y disculpaba a Cioran por dos razones complementarias.
La primera consiste en que el autor de El aciago demiurgo siempre se había declarado avergonzado y mortificado por las idioteces que publicó en 1936. Habría abjurado de ellas a propósito de una sincera conversión. La segunda se relaciona con la marginalidad y la marginación en que se sentían los pequeños estados en el mapa desquiciado de entreguerras.
«El origen del antisemitismo radica en la megalomanía que pretende reivindicar un ciudadano de una pequeña nación. Los relegados de la historia alimentaban los celos hacia los judíos. Dicho lo cual me parece que Cioran no cede a la facilidad de la paranoia», puntualiza Finkielkraut. El problema es que el escritor en cuestión simpatizó con la Garda de fier (guardia de hierro), sobrenombre rumano de un movimiento nacionalista, xenófobo y antisemita que adquirió notoriedad a partir de 1927.
Cioran nunca fue un miembro excesivamente beligerante, pero La transformación de Rumanía se contagia de muchos postulados y complejos que ahora se leen con asombro y desconcierto.
Emil Cioran convivió con sus pecados de juventud. Se los trajo a París cuando inició su exilio (1941) y se los llevó a la tumba del cementerio de Montparnasse. Allí reposa desde 1995 sin epitafio, pero Alain Finkielkraut se ha propuesto atribuirle uno, acaso de trasfondo proselitista: «Los judíos no son un pueblo, sino un destino», había dejado escrito Cioran.
Era, esta vez, su manera civilizada y sana de sentirse marginado.«¿Se puede ser rumano?», se preguntaba Cioran a propósito del desarraigo. Por eso eligió no el exilio de Francia, sino el exilio de la lengua francesa. La misma que ahora desnuda en su integridad La transformación de Rumanía.
Breviario de un joven pensador exaltado
>’Hitlerismo’. «El ‘hitlerismo’ y el fascismo han dado a sus naciones un nuevo dinamismo. Se diferencian en que el primero es mesiánico y el segundo atribuye al Estado una existencia y valor centrales.La revolución nacional del ‘hitlerismo’ y el fascismo son sólo el primer escalón ( ). No sólo buscan el poder, sino también un lujo alentado por el espíritu».
>Italia. «El fascismo le ha dado a Italia mucho más que décadas y hasta siglos de evolución política. La simultaneidad de las ofensivas caracteriza a las grandes potencias. Las revoluciones nacionales son de la historia, no de la política».
>Revolución. «El socialismo estático es una fórmula mediocre y el comunismo es demasiado mecánico e ilusorio. El anarquismo es una flor del espíritu sin raíces en el mundo. La verdadera revolución debe poder verificarse en el mundo entero, sea cual sea el nivel histórico de los países».
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