Una patrulla de la Guardia Urbana de Tarragona detuvo el martes a las cinco de la madrugada a un joven acusado de agredir sexualmente a una chica que acababa de conocer en una zona de bares del puerto deportivo de la ciudad catalana. En la misma actuación policial fue arrestado también un amigo del agresor, en este caso por ser cómplice de los hechos, ya que durante el ataque se dedicó a grabar todo con el teléfono móvil y no prestó ayuda a la víctima pese a sus lamentos y súplicas.

Un ciudadano que pasaba por las instalaciones portuarias se percató de que algo raro sucedía. Comprobó que se trataba de una violación, sin que los agresores detectaran su presencia. El testigo se disponía a llamar a la Policía cuando, justo en ese momento, pasó por la zona una patrulla que realizaba la ronda nocturna de seguridad. Tras comunicarles los hechos, los agentes se dirigieron hacia los dos individuos, que fueron sorprendidos ‘in fraganti’ y detenidos en el lugar de los hechos, sin que opusieran resistencia.

El presunto agresor sexual es un joven de nacionalidad ecuatoriana mientras que su cómplice es español. Ambos tienen entre 20 y 24 años, según precisaron fuentes de la investigación. Conocieron a la víctima, de origen marroquí, esa misma noche en un bar del puerto deportivo, una zona de pubs y discotecas de Tarragona. Tras salir del local, uno de los jóvenes «agredió sexualmente a la chica en medio de la vía pública, mientras que su amigo grababa lo sucedido a través de la cámara de su teléfono móvil». La violación «no se llegó a consumar» gracias a la «rápida intervención de los agentes», confirmaron las mismas fuentes.

Vigilancia reforzada

Los jóvenes pasarán hoy a disposición judicial. La zona del puerto deportivo hace tiempo que está en el ojo del huracán por los continuos altercados que se producen durante las noches de los fines de semana, con peleas, robos y violencia. Fuentes del Ayuntamiento tarraconense apuntaron ayer, no obstante, que la agresión sexual se trata de un «hecho aislado, ya que la conflictividad ha descendido desde que se ha reforzado la vigilancia». En esta línea, miembros de la asociación de establecimientos hosteleros de la zona señalaron que el «incremento de las dotaciones ha permitido un descenso de los actos violentos en la zona».

La grabación de agresiones con móviles se ha convertido en un hecho más que puntual. Hace exactamente un año, en la localidad almeriense de Aldra, cuatro adolescentes de entre 13 y 15 años violaron a un compañero de colegio, de 10 años, y también captaron la agresión con las cámaras de sus teléfonos. El menor sigue en tratamiento psiquiátrico, mientras que los acusados sólo fueron expulsados del centro escolar una semana.