Las autoridades libias han recuperado ya los cuerpos de un centenar de víctimas del naufragio de una barcaza que intentaba alcanzar Italia con más de 250 inmigrantes a bordo. Los primeros 23 cadáveres fueron hallados entre el domingo por la noche y el martes, y 77 más fueron devueltos ayer por el mar hasta una playa de Trípoli. La embarcación naufragó debido a la sobrecarga de pasajeros y al viento.

Trípoli cree que en la nave, con capacidad para 75 ocupantes, viajaban unas 365 personas, según una información recogida por Reuters. Sin embargo, la cifra no coincide con la que el martes ofreció la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que hablaba de 257 personas en una embarcación para 50. El único dato seguro es que hay sólo 23 supervivientes.

Sobre los otros dos barcos que se echaron al mar el pasado fin de semana, fuentes oficiales libias dijeron que “uno habría llegado a Italia y otro salió de aguas libias y fue localizado cerca de Malta”. Una cuarta embarcación fue rescatada por un remolcador italiano el domingo con 356 inmigrantes. “No había un espacio libre, cada rincón estaba lleno de gente, era una escena de las que sólo se ven en televisión, un apocalipsis”, dijo ayer el capitán del carguero Asso 22, Francesco Barraco.

En los últimos 20 años, el mar se ha convertido en un gran cementerio para miles de africanos desesperados que buscan el sueño europeo. Desde 1988 han perdido la vida más de 13.500 personas intentando llegar a la UE por mar, según la agencia de prensa especializada Fortpress Europa. Sólo en el canal de Sicilia se han contado 3.163 muertos, y las previsiones no son optimistas. Según Laurence Hart, responsable de la OIM en Trípoli, la situación en Libia “se está saturando”, y miles de personas están entrando al país por las fronteras desérticas del sur.

La vigilancia de la ruta de Senegal a Canarias por parte de patrullas de la UE y Frontex ha obligado a los traficantes de personas a buscar otras alternativas. En 2007 llegaron a las costas sicilianas 20.455 africanos, y la cifra casi se dobló el año pasado, hasta alcanzar los 36.952.

El 15 de mayo empezarán a patrullar conjuntamente en esa zona embarcaciones libias e italianas, tras el acuerdo firmado en marzo por los dos países. El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, dijo ayer que uno de los retos del G – 8, que preside Italia este año, es “solucionar las causas de la pobreza” que empuja a los africanos a emigrar.

El pleno del Parlamento Europeo recordó ayer con un minuto de silencio a las víctimas del naufragio. El presidente de la Eurocámara, Hans – Gert Pöttering, aseguró que las muertes de inmigrantes están convirtiendo el Mediterráneo “en un cementerio a cielo abierto”, informa Efe.