* Abismo en el Mediterráneo - MARÍA-PAZ LÓPEZ TRÁFICO DE SERES HUMANOS

Abismo en el Mediterráneo

Otros 300 emigrantes se ahogan tras zarpar de Libia con destino a Italia

La Vanguardia, , 01-04-2009

MARÍA-PAZ LÓPEZ – Roma. Corresponsal

NOTICIAS CONFUSAS La cifra de ahogados puede crecer; los barcos hundidos podrían ser tres

MAFIAS DE LA EMIGRACIÓN Por esos viajes hacia Lampedusa o Sicilia los emigrantes pagan unos 1.500 euros
La propia confusión en las informaciones sobre el último naufragio de inmigrantes clandestinos en el mar Mediterráneo ilustra hasta qué punto el fenómeno es trágico, oscuro y criminal. Al cierre de esta edición, al menos 300 emigrantes indocumentados habían desaparecido – y casi seguramente muerto-al hundirse la barcaza en la que habían zarpado desde Libia con el sueño de alcanzar Italia. A bordo iban hombres, mujeres – algunas embarazadas-y niños. Es probable que los desaparecidos sean muchos más, pues las autoridades libias echan en falta otros dos barcos, que podrían ser pesqueros o transportes ilegales de emigrantes.

La embarcación de cuyo naufragio se tiene total certeza partió de Sid Belal Janzur, un suburbio de Trípoli, en la noche del sábado. Según los escasos supervivientes, iban a bordo 257 personas, la mayoría subsaharianos y magrebíes, pese a que tenía capacidad para una cincuentena. A las tres horas de navegación, el fortísimo viento y el exceso de peso la hicieron volcar y hundirse a 30 millas de la costa. Los datos más fidedignos eran los proporcionados por Laurence Hart, responsable en Trípoli de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM): 21 cadáveres y 23 supervivientes.

Se teme, sin embargo, que la tragedia sea mucho mayor, debido a los otros dos barcos sobre cuyo paradero hay dudas. “Parece que tres barcos se han hundido ante la costa libia, no llevaban salvavidas, y parece que más de 300 personas han desaparecido en el mar”, resumió ayer en Ginebra (Suiza) Jean-Philippe Chauzy, portavoz de la OIM.

En realidad, la cifra de 300 vidas humanas perdidas resulta corta si se tiene en cuenta que quienes se enriquecen con este tráfico indigno suelen cargar en cada barco al menos a 200 personas, y que los barcos naufragados podrían ser tres. Por embarcar en uno de esos transportes ilegales hacia las islas italianas de Lampedusa y Sicilia, los desdichados pagan unos 1.500 euros, además de los 250 que pagan los que para llegar a Libia deben cruzar antes el desierto nigerino. Es primavera, “el comienzo de la temporada de tráfico de inmigración clandestina”, constató en Ginebra Ron Redmond, portavoz del Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Según la reconstrucción de los hechos efectuada por la agencia italiana Ansa, ese sábado 28 de marzo se hundieron ante la costa libia tres barcazas sobrecargadas. Una cuarta embarcación con emigrantes a bordo tuvo la fortuna de ser avistada por trabajadores de una plataforma petrolífera, que dieron la alarma. Ahí viajaban unas 350 personas – egipcios, somalíes, nigerianos, sirios y bengalíes-que fueron rescatadas con vida y devueltas a Trípoli por un remolcador privado italiano que presta servicio en las plataformas, y que fue requerido a hacerlo por una patrullera libia.

Sin embargo, esta desgracia en la ruta del tráfico ilegal de emigrantes desde Libia hacia Italia no ha frenado los viajes; en las últimas horas de ayer unos 400 inmigrantes arribaron a la costa oriental de Sicilia. Según datos de los gobiernos compilados por el Acnur, se estima que en el 2008 llegaron a Italia por mar unos 36.000 inmigrantes, más del doble de los que llegaron ese año por esa vía a España (13.324).

El ministro del Interior, Roberto Maroni, que el lunes había anunciado que el 15 de mayo comenzarán las patrullas conjuntas ítalo-libias en esa costa, quiso ayer delimitar responsabilidades. “Nosotros prestamos socorro y apoyo a quienes llegan a aguas italianas a bordo de barcazas – afirmó Maroni-.Esperamos que los demás hagan lo mismo, para evitar tragedias que nos entristecen a todos”. El pasado 2 de marzo, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente libio, Muamar el Gadafi, ratificaron un tratado de cooperación por el que Italia invertirá en Libia cinco mil millones de dólares en 25 años, y Libia se compromete a frenar la inmigración clandestina desde sus costas.

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