No fue un error autorizar la manifestación celebrada por el partido ultraderechista Movimiento Patriótico Socialista (MPS) el pasado sábado, origen de los altercados que se produjeron en Puente de Vallecas y Retiro. Así de rotunda se expresó ayer la delegada del Gobierno, Soledad Mestre.

«Cumplía con lo establecido en la ley: su comunicación carecía del más mínimo sesgo xenófobo, racista y violento». Con todo, precisó que había abierto un expediente sancionador al MPS por «hacer caso omiso» de su instrucción de cambiar el recorrido, una desobediencia que puede suponer hasta 6.000 euros.

La orden que se dio al MPS era que, en lugar de partir de Vallecas, lo hicieran desde Pacífico, a un kilómetro. No fue así y coincidieron con otro grupo antisistema que se concentraba bajo el lema «Vallekas antifascista». A éstos no se les puede multar, ya que «la protesta no estaba organizada por nadie en concreto, si bien los 25 detenidos están en libertad con cargos».

Por último, Mestre recalcó: «No vamos a consentir que alguien, sea de la ideología que sea, considere que un barrio es suyo. No vamos a dividir la ciudad por ideologías».