Alberto San Juan arremete contra el Gobierno y la SGAE al recoger su premio Las Palmas

En las galas de los faranduleros, ha habido noes a la guerra, a la censura, a la piratería y, desde ayer, a las restrictivas leyes de inmigración. La victoria de Animalario con su montaje Argelino, servidor de dos amos, sirvió anoche para recordar el drama de los que «cada año mueren en nuestras costas, ante la pasividad y la indiferencia del Gobierno y la sociedad», en palabras de Javier Gutiérrez, ganador del premio al mejor actor protagonista por su papel en la obra. Una crítica que también apuntó a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), organizadora de los premios, por su «caza» a los inmigrantes del top manta.

Ya casi es una tradición que Animalario venza (esta vez se llevó cuatro premios: mejor dirección para Andrés Lima, mejor adaptación para Alberto San Juan, mejor empresario y Gutiérrez) y que fracase el montaje de Calixto Bieito: el año pasado, su Plataforma acaparaba el mayor número de candidaturas y se fue con migajas; más o menos como este año con Tirant lo Blanc, que optaba a siete y se llevó dos Max de categorías musicales para Carles Santos.

Por lo demás, la gala celebrada en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria vio el enésimo triunfo del dramaturgo Juan Mayorga (esta vez por La tortuga de Darwin), la consolidación de Carmen Machi como fenómeno del escenario (por esa misma obra) y el reconocimiento a la valentía del 2666 de Alex Rigola, que se llevó el premio al mejor espectáculo teatral y a la mejor escenografía.

El presidente del Consejo de dirección de la SGAE, Teddy Bautista, se encontraba fuerte, al estar en su tierra canaria, y se metió en su papel de anfitrión, alabando y rompiendo una lanza en favor del ministro de Cultura, César Antonio Molina, y del portavoz de la Comisión de Cultura del Congreso, Rafael Simancas, por «batirse y recibir cada día más ataques por defender la libertad de expresión y la condición del artista creador». Y, aprovechando el contexto de la crisis, apuntó que las soluciones no son «de varita mágica» porque «no hay más magia que las artes escénicas».

Sin embargo, su discurso se vio ensombrecido por el de Alberto San Juan: «Este año, el Gobierno de Zapatero ha hecho una modificación de la legislación de inmigración, en sintonía con lo que se hizo en época de Aznar, que ha endurecido las condiciones de vida de los inmigrantes. Esto es una guerra, no contra la pobreza, sino contra los pobres», explicó. «Al amparo de una ley justa, como la de propiedad intelectual, se encierra a personas que venden discos en la calle. Creo que esto no fortalece la lucha contra la piratería, sino que la debilita», remató. Y llamó a aprovechar la oportunidad de la reforma del código penal para evitar estas situaciones. Las cámaras no enfocaron el rostro de Bautista mientras le escuchaba.

La bailarina y coreógrafa Teresa Nieto se llevó dos premios por su doble faceta en el espectáculo De cabeza. Otros dos premios también para los montajes Germanes y Barroco. Destacable también el discurso en contra del recorte de presupuestos culturales de los componentes de Cabaret Líquido (premio al mejor musical) y el de Rigola, que dedicó el premio a Roberto Bolaño y a su capacidad para «hablar de 1.000 cosas, aunque todas en torno al hecho de comprender un poquito más al ser humano». Al final, una despedida de Leo Bassi, menos terrorista y más poético que en sus performances.

El Premio de Honor de la velada, ya se sabía, fue para el gran director teatral Miguel Narros.

Un palmarés multicolor

>Mejor espectáculo de teatro. ‘2666’, de Alex Rigola. Teatre Lliure.

>Mejor autor teatral en castellano. Juan Mayorga por ‘La tortuga de Darwin’.

>Mejor director. Andrés Lima por ‘Argelino, servidor de dos amos’.

>Mejor actriz protagonista. Carmen Machi.

>Mejor actor protagonista. Javier Gutiérrez.

>Mejor intérprete de danza. Teresa Nieto.