«Cuando el ‘tsunami’ llega, la ola arrastra a todos». Ignacio Loza, director de Cáritas en Vitoria, intenta explicar con esta metáfora que no hay quien pueda resistir la fuerte marejada que sufre en la actualidad la economía mundial. El sentimiento de «preocupación» invade al portavoz de la organización al comprobar que cada día llega más gente a sus instalaciones.

En 2008 se realizaron cerca de 15.900 entrevistas aunque «no todas acabaron con la aportación de dinero». El perfil del ciudadano que solicita las ayudas de Cáritas no ha sufrido grandes cambios, pero lo cierto es que «han aumentado las cifras en todos los grupos». Sin embargo, siete de cada diez usuarios siguen siendo inmigrantes y más de la mitad de la población atendida tiene rostro de mujer. En total, por los despachos de acogida y atención primaria pasaron el pasado año cerca de 5.400 peticiones con alguna de estas dos características.

Desempleados

El responsable de Cáritas dice que se debe prestar especial atención a «los autóctonos» y pone el acento en dos grupos: los desempleados y la tercera edad. El paro dispara sus cifras y puede colocar en una situación crítica a personas «que se habían metido en hipotecas u otras compras y que de repente se han quedado sin empleo».

Muchos problemas a la hora de llegar a fin de mes se encuentran también los miembros de la tercera edad, que «suelen estar escondidos y les cuesta acercarse a nosotros para pedirnos ayuda», constata Loza.