En el Colegio Público de San Jorge al año se matriculan 136 alumnos nuevos (hay 600 en total), y, de hecho, el número de escolares de incorporación tardía es el más alto de Navarra. Por poner un ejemplo, este curso 2008-09, en junio se matricularon 59 nuevos niños, 47 en septiembre y 30 (a expensas de otros más que puedan llegar) son los llamados fichajes de invierno , es decir, chavalines que recalan en Pamplona de nuevas, por el traslado de sus padres desde otro país, “o desde otra localidad de Navarra, por ejemplo”, y que tienen que continuar con su escolarización sin que ello les suponga un problema añadido a su ya de por sí cambio en la vida. “Estaban felices en su país, y un día les mandan para aquí. Es muy duro. Por eso procuramos que se sientan como en casa”, explica Juanjo Aragón, director del colegio.

Esta multiculturalidad en el alumnado ha hecho que el colegio haya diseñado unas estrategias y planes de trabajo con el objetivo de tratar la diversidad y evolucionar hacia una educación inclusiva de los chavales. Talleres de matemáticas, planes de lectura, el llamado Juegolec (un programa informático para facilitar el acceso a la lengua escrita mediante el desarrollo de habilidades lingüísticas), y el Juegomat, son algunos de las herramientas que el Colegio de San Jorge ha puesto en marcha. Precisamente este modelo educativo ha dado al centro el segundo premio en los galardones Marta Mata a la calidad e innovación de los centros educativos, un premio al que concurrieron presentados por la apyma del centro. Y es que en San Jorge, profesores, alumnos y padres van de la mano en este proceso integrador.

Ayer, la comisión del Ayuntamiento, encabezada por la alcaldesa, visitó el centro y felicitó a sus responsables por el premio, uno de los más importantes a nivel nacional. Juanjo Aragón explicó que la labor docente aúna, además del aspecto profesional, una labor de “innovación y riesgo” y una labor afectiva, máxime con niños “que han pasado por una situación de choque”. De hecho, para ayudar a los alumnos se han creado aulas de estudio, que los profesores ofrecen fuera del horario escolar, “tirando de sus horas libres, cambiando sus horarios…”.

Porque para el claustro docente y la apyma del colegio la multiculturalidad del centro, más allá de un handicap o un problema, es una oportunidad. “Además la mayoría de estos críos son nacidos aquí. La inmigración no afecta para nada a la educación que, al contrario, está a nivel muy alto”, opina Lourdes Carnicer, junto a Belén Carabias, de la apyma del colegio. Para ambas, que sus hijos crezcan en un colegio tan rico culturalmente y en un barrio tan diverso es enriquecedor, y les forma para el futuro: “Esto es lo que se van a encontrar el día de mañana en su vida”, opina.