CRÍTICA DE CINE | MIGUEL URABAYEN

Visitantes que transforman el carácter

Diario de Navarra,   PDF, 25-03-2009

E STRENADA el pasado día 13, ha llegado demasiado tarde para que tuviéramos en cuenta a su protagonista, Richard Jenkins, en nuestros cálculos sobre quien ganaría el Oscar al mejor actor de 2008. Era el único de los cinco seleccionados que no habíamos visto. Ahora da igual porque el premio lo obtuvo Sean Penn, pero la actuación de Jenkins fue excelente, según podemos comprobar al ver The Visitor.

Dado que estaba entre los aspirantes a la muy disputada estatuilla, no hay sorpresa en esa comprobación pero sí en la calidad de la película, segundo largometraje de Tom McCarthy. Se trata de una obra de argumento sencillo, interesante y profundo. Cuando termina, uno se queda pensativo recordando diversos aspectos de The visitor y entonces podemos darnos cuenta de que hemos visto una obra delicada y difícil, hecha con gran sensibilidad.

La acción tiene dos niveles. El primero se centra en el carácter del protagonista, el profesor de universidad Walter Vale, severo con los estudiantes – el episodio del rechazo al trabajo presentado con retraso – y frío en sus relaciones personales. Vive solo desde que murió su mujer y está tan instalado en su rutina diaria que se resiste a ir a Nueva York para una conferencia a la que su universidad le envía. Quizá no quiere volver al piso que todavía conserva en la gran ciudad por no despertar recuerdos dormidos.

Pero tiene que ir y al entrar en su piso se encuentra que una pareja de inmigrantes está viviendo allí. Un tal Ivan se lo ha alquilado sin que Walter sepa nada. (No tratará de averiguar quien es ese Ivan, lo que puede ser un fallo argumental). Tras alguna vacilación, les permite pasar la noche allí para no dejarles en la calle inmediatamente. Y así comienza una amistad que irá cambiando el cerrado carácter del protagonista. En ese cambio paulatino es donde brilla Richard Jenkins, que logra comunicar sus sentimientos y dudas sin casi gestos y con muy pocas palabras. Magnífico trabajo de un gran actor al que hasta ahora solo habíamos visto en papeles secundarios.

El segundo nivel de The visitores el creado por la pareja de inmigrantes ilegales y lo que ocurre cuando el joven Tarek es detenido y encerrado en un centro especial por una pequeña y aparente infracción en el metro de Nueva York. Walter se va interesando en el caso, contrata un abogado y finalmente se enfurece con el sistema legal establecido por el gobierno de Bush que mira a todo inmigrante árabe (Tarek es sirio) como una posible amenaza.

El director y guionista McCarthy presenta también otras dos líneas argumentales. Una, el interés de Walter por los tambores y ritmos africanos que le enseña Tarek. Otra, la relación de amistad que establece con la madre del joven detenido cuando ella viene a la ciudad para estar cerca de su hijo. Ambas están bien tratadas y las dos tienen un desarrollo lógico dados los condicionantes de la acción.

EN RESUMEN: Tom McCarthy ha imaginado una historia sencilla, con solo cuatro actores principales, sensible de fondo y delicada en su forma. Gran trabajo de su protagonista Richard Jenkins.

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