Un hombre asesina a su esposa con una navaja y deja grave a su hija en Gernika

Un hijo menor de la pareja que presenció el ataque avisó de lo sucedido a un vecino del inmueble y éste llamó a la Ertzaintza. El autor del crimen fue detenido en la calle con el arma todavía en la mano

Diario Vasco, I. ASTUI/J. ENSUNZA, 25-03-2009

DV. «Al oír los gritos, salí a la escalera y me topé con el agresor, que bajaba tan tranquilo con la navaja todavía en la mano», recordaba ayer uno de los vecinos del número 1 de la calle Barrenkalea de Gernika, consternado por el crimen. En el trayecto desde su vivienda, Jesús Francisco Jiménez Jiménez, de 48 años, no medió palabra, salió a la calle con normalidad y se metió en el bar situado justo debajo de su casa a comprar tabaco. Eran las 23.20 horas y segundos antes, tras una breve discusión que fue subiendo de tono, había asestado varias puñaladas mortales a su esposa, María Izaskun Jiménez Borja, de 44 años, y herido de gravedad a su hija Graciela, de 19.

Los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por reanimar a la mujer, primera víctima de la violencia de género en lo que va de año en el País Vasco. «Los gritos de dolor eran espeluznantes», relató un testigo. Su cuerpo fue trasladado al servicio de patología forense de Bilbao. La chica, por su parte, se encuentra ingresada en el hospital de Cruces con pronóstico grave, con cuchilladas en la pierna y en el tórax, que le han afectado a un pulmón.

El menor de los cinco hijos del matrimonio, de tan sólo once años y que presenció lo ocurrido, fue quien dio la voz de alarma. Salió a la carrera desde el tercer piso pidiendo socorro. Aunque la pareja, de etnia gitana, «discutía cada dos por tres» nadie podía imaginar «una barbaridad de este calibre». La Ertzaintza no había recibido ninguna denuncia anterior por presuntos malos tratos, aunque, según algunas fuentes, el hombre tuvo una orden de alejamiento que prescribió hace tres años. Estos antecedentes se remontan a cuando la pareja residía en Lodosa, Navarra.

En esta ocasión, según fuentes cercanas a la investigación, la riña tuvo su origen en el deseo de la joven Graciela de irse a vivir con su novio, un chico que, al parecer, no era del agrado del agresor. Jesús Francisco Jiménez ya había tenido encontronazos anteriormente por el mismo motivo con la mayor de sus hijas – Joana – , que terminó marchándose de casa. «Está viviendo en Argentina con su pareja», aseguró una amiga, que calificó al padre como «una persona bastante agresiva».

De Navarra a Busturia

Jiménez «era posesivo e iba muchas veces a recoger, tanto a su mujer como a las chicas a la salida del trabajo. Además, la esposa se comportaba de diferente manera cuando estaba con él, apenas hablaba», destacaron varios residentes en la zona. Otros, sin embargo, le recuerdan como un hombre «normal». La Ertzaintza, que acudió al lugar de los hechos alertada por un vecino, localizó al presunto homicida en las inmediaciones de la casa con el arma aún en la mano. Caminaba sin rumbo. «No habló con nadie, se sacó la cajetilla de tabaco de la máquina y se fue a la calle», dijo uno de los empleados del bar al que se dirigió nada más cometer el crimen.

Jesús Francisco Jiménez, que en su declaración ante el juez reconoció los hechos, ingresó ayer por la tarde en la Unidad de Psiquiatría de la prisión de Basauri. Se le imputa un delito de homicidio consumado y otro en grado de tentativa, ambos castigados con penas de entre diez y quince años.

La familia, que estaba percibiendo una ayuda de emergencia social de la Mancomunidad de Servicios Sociales de Busturialdea, procedía de Navarra y llevaba bastante tiempo residiendo en la comarca. Los Jiménez se asentaron primero en el barrio San Cristóbal de Busturia, durante un año aproximadamente. «Las disputas e insultos a la mujer eran diarios», recuerdan varias personas que convivieron en la misma comunidad durante ese tiempo. En mayo de 2007, se mudaron a Gernika. En la villa foral, vivían en un piso de alquiler que les otorgó el Gobierno vasco a través del programa Bizigune y la fallecida realizaba trabajos esporádicos en el sector de la limpieza.

Ayer por la tarde, cerca de medio millar de personas se concentraron en Foru Plaza, frente al Ayuntamiento, en señal de repulsa por el asesinato de la novena mujer que fallece a manos de su pareja en España en 2009. Durante quince minutos, los asistentes recordaron en silencio a Izaskun Jiménez. «No la conocíamos, pero esperamos que sea la última víctima de esta lacra social», aseguraron varios vecinos.

Concentración vecinal

Una pancarta con el lema ‘Emakumeen kontrako indarkeria gehiagorik ez! Eraso sexistei stop!’ (¡No más agresiones contra las mujeres! ¡Stop a los ataques sexistas!) presidía la concentración convocada por el Consistorio. Con anterioridad, el pleno municipal extraordinario aprobó por unanimidad una declaración institucional contra la violencia de género en la que, entre otros aspectos, mostraba su solidaridad con la familia de la víctima y solicitaba la implicación de toda la sociedad para acabar con este tipo de hechos.

«Estamos a su entera disposición para prestarles el apoyo y la ayuda que requieran», aseguró el alcalde de la villa, José Mari Gorroño. El menor de los hijos se encuentra desde ayer bajo el cuidado de unos familiares. El Ayuntamiento de Gernika ha puesto el asunto en manos de sus servicios jurídicos y baraja la posibilidad de personarse como acusación particular en la causa. Quien sí ha anunciado que lo hará es la Asociación Clara Campoamor.

Éste es el segundo caso de violencia de género con resultado de muerte cometido en los últimos cuatro meses en el País Vasco. El crimen anterior se cometió el pasado 29 de diciembre cuando un hombre de nacionalidad venezolana mató de varias cuchilladas de Clara Rángel en su casa de Errenteria.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)