EDITORIAL
El racismo, una lacra que resiste al tiempo
- Además de las agresiones, hay un racismo más sutil que nace con un gesto
Diario de Navarra, , 22-03-2009Acaba de celebrarse el día contra el racismo y la xenofobia, dos lacras sociales cuya presencia cuesta más admitir que comprobar. Sólo el hecho de celebrar esta jornada indica su existencia.
N O valdría la pena destinar una jornada mundial a reivindicar la igualdad de las personas, por encima de razas y credos, si no existiera el problema. Desgraciadamente, de vez en cuando surgen brotes racistas o xenófobos en cualquier punto de la geografía nacional. También en Navarra se han dado casos de explotación laboral de extranjeros, en ocasiones por parte de compatriotas suyos, lo que ayuda mejor a comprender que los abusos y la discriminación son monedas, si no corrientes, frecuentes. Algunas imágenes de agresiones a extranjeros todavía están presentes en las retinas, pero el racismo va más allá de las acciones de intolerantes. Racismo y xenofobia es también discriminar de manera sutil a quien no cae bien por su procedencia, bien sea a la hora de facilitar un trabajo, bien cuando busca un piso y no lo encuentra. Hoy, la llegada de inmigrantes ha cambiado la composición de la sociedad de manera muy relevante. Incluso, y Navarra es un ejemplo, esa entrada de trabajadores en busca de un empleo fuera de su tierra ha contribuido a modificar la tendencia demográfica en algunas comunidades. Todo eso ha supuesto una nueva manera de convivir y, junto a la aceptación general de los llegados, que es lo más habitual, ha revelado que es, precisamente, al darse en la sociedad una rica composición étnica cuando mejor puede alguien conocerse a sí mismo y estimar si realmente acepta a los demás. La novedad también provoca desconocimiento del diferente y, muchas veces, miedo a los cambios que genera una nueva sociedad.
En esta ocasión la jornada contra el racismo tiene lugar en medio de crisis que destruye puestos de trabajo y que algunos aprovechan también para culpar a la mano de obra que llega de fuera. No parece justo, sobre todo cuando son los trabajos menos deseados por los locales los que han sido ocupados por los inmigrantes. Y cuando son estos últimos los primeros en haber perdido su empleo. El día contra el racismo debería servir para reflexionar y concluir que todo el mundo, además de ser igual, merece las mismas oportunidades.
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