Contra la discriminación racial y la xenofobia
Diario de Noticias, , 21-03-2009 E
L 21 de de marzo de cada año se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial desde que la Organización de las Naciones Unidas proclamara dicha fecha en 1966 en homenaje a las víctimas de la matanza de Shaperville (Sudáfrica), 69 personas que murieron en 1960 cuando la Policía abrió fuego contra una manifestación pacífica contra las leyes del apartheid o sistema de segregación racial que durante mucho tiempo estuvo implantado por la minoría dirigente de raza blanca.
Durante siglos, ha existido una discriminación ejercida por una clase dominante que, además, ha pretendido imponer la superioridad de su raza sobre las demás, subyugándolas, esclavizándolas y explotándolas. Las propias leyes de esos sistemas consideraban como objetos sin ningún tipo de derechos a las personas diferentes.
Así, contamos con el ejemplo de la lucha de las personas negras en Sudáfrica y en Estados Unidos, cuyo clamor por lograr la igualdad de sus derechos con el resto de los ciudadanos no ha tenido tregua. Recordemos el discurso de Martin Luther King al que todos conocemos como Hoy tengo un sueño, en el que plasmaba sus deseos de que los hijos de los que fueron esclavos y los hijos de los que fueron propietarios de esclavos un día fueran capaces de sentarse juntosen la mesa de fraternidad . Y eso ha sido posible, como ha sido posible que Barack Obama sea hoy el primer presidente negro de EEUU.
El 21 de marzo también es el día contra la xenofobia, que es el odio a lo extranjero, en realidad a lo que no se conoce y no se quiere conocer. A muchos todavía les cuesta reconocer que somos ciudadanos de este mundo, iguales en derechos y obligaciones, y que debemos buscar la convivencia pacífica entre las personas sin que importe su raza, su procedencia geográfica, sus creencias religiosas y políticas, su acervo cultural, su sexo y sus opiniones, siempre desde el respeto y sin el recurso a la violencia.
Afortunadamente, los convenios e instrumentos internacionales, la normativa comunitaria europea, las legislaciones nacionales, autonómicas y locales, se han preocupado de condenar y sancionar las prácticas discriminatorias y racistas que aún existen, y que aún constituyen una amenaza grande contra la paz.
A pesar de los avances que ha habido en la lucha contra el racismo y la xenofobia, todavía queda un largo camino por recorrer hasta conseguir la igualdad real de todas las personas, independientemente de su procedencia o de su raza.
El racismo parece haberse adaptado al siglo XXI. En la actualidad existe un racismo cotidiano, a veces bastante consciente y otras veces sutil y no manifiesto, que se compone de prejuicios y estereotipos originados por la incomodidad, el miedo y la ansiedad hacia los que son diferentes. Se llega a justificar la discriminación con criterios distintos a la raza, por ejemplo, cuando algunos autóctonos afirman que en estos momentos de crisis y con muchos nacionales en paro, no es justo que los inmigrantes tengan trabajo y ellos, siendo de aquí, no lo tengan.
También se llega a relacionar inmigración con delincuencia hasta el punto de señalarla como una amenaza nacional. Todos sabemos que existen grupos racistas que incluso llaman a terminar con los inmigrantes a través de sus páginas en Internet.
La inmigración es un fenómeno que ha traído mucha riqueza a todo el territorio nacional. Los trabajadores son también seres humanos. Ellos también están sufriendo las graves consecuencias de la crisis económica. Ellos no la han ocasionado. Lo que hace falta es que todos, sin distinción de procedencia y de manera solidaria, nos unamos para combatir sus efectos y exijamos a los poderes públicos su compromiso para nosotros, los ciudadanos.
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