Irina Iribarren conoce bien a sus clientes, entre los que se encuentran algunos de sus amigos. De padre navarro, pero nacida en Ucrania, llegó a Pamplona en septiembre de 1998 y cinco años más tarde abrió una tienda en la calle Calderería. Allí ofrece productos eslavos a inmigrantes procedentes de Rusia, Ucrania, Bulgaria y Polonia, entre otros países, y a algunos navarros que por curiosidad o porque los han probado en algún viaje, quieren adquirirlos.

Los que más éxito tienen son el pescado y embutidos ahumado, el arenque salado, o los tarros de pimientos y tomates. “No llevan tanto vinagre como los de aquí, pero sí muchas hierbas aromáticas, un poco de azúcar y tienen un sabor agridulce”, indica. También vende queso ahumado, típico de Polonia, cerveza de Rusia y otros países, zumo de grosella y de guinda, dulces típicos como el zefir, y col. “La col entera la compran mucho los rumanos, porque hacen rollitos de hoja de col rellena de picadillo y especias. Es un plato que aquí no se encuentra”, apunta.

Sin embargo, la comida no es lo único que se ofrece. Destaca la cantidad de libros y películas que se pueden encontrar en la tienda, con un precio que oscila entre los 2,5 y los 25 euros en el caso de los primeros. Además, también se pueden alquilar. “Algunas personas quieren quedarse, pero otras pretenden volver a su país así que tampoco quieren acumular libros o películas”, asegura. Muchas familias del este de Europa piden películas infantiles para que sus hijos no olviden el idioma.