H. H.

MARBELLA. Sólo tiene tres añitos. Su padre la había recogido e iban a pasar juntos la tarde. Pensaba la pequeña que la llevaba a algún parque a jugar y a subirse en los columpios. Tal vez eso es lo iba buscando cuando la encontró, sola, deambulando por la calle, casi a las cuatro de la madrugada, un inmigrante, que decidió auxiliarla.

Iba a ser una divertida salida con su padre, pero acabó convirtiéndose en largas horas de hastío. Su progenitor, la condujo en el coche hasta un sitio muy aburrido. No había toboganes, ni ningún niño con el que jugar. Estaba sola en el coche. Su padre la dejó ahí, en el asiento de atrás: «Estáte tranquila, que vuelvo enseguida», la dijo antes de dar un portazo. Pasaron los minutos interminables, se hizo de noche; se quedó dormida, se despertó y papá no regresaba. Se aburría. Abrió, entonces la puerta del vehículo y salió al parking a buscarle.

Sola en la calle

Estaba a punto de cruzar peligrosamente una calle, cuando se cruzó en su camino un joven inmigrante que sólo hace un par de semanas que había arribado a la costa malagueña a bordo de una patera. La tomó de la mano y se encaminó a una Comisaría de la Policía Nacional.

Estaba ya muy cerca de su destino, cuando fue interceptado por un coche patrulla de la Policía Local. El inmigrante comunicó a los agentes que se había encontrado a la menor sola en la calle y que se dirigía a las dependencias policiales para entregarla a las fuerzas de seguridad. Al corroborar que la menor buscaba a su padre, los agentes se desplazaron a la zona donde el joven la halló y dieron con el coche del progenitor, de color rojo, como le dijo la niña. No les costó mucho atar cabos a los agentes y, enseguida, se dirigieron a un club de alterne cercano. Allí estaba el padre, completamente ebrio y en compañía de un par de señoritas. Detenido, acusado de un delito de abandono de un menor, ya ha pasado a disposición judicial. La niña ha quedado a cargo de un familiar