De todos los tormentos que pudo sufrir Ahmed durante su secuestro, es difícil saber cuál fue el peor. Le tuvieron 13 días encerrado en un chalé en la localidad de Fresno de Torote, donde las palizas fueron continuas. Le tiraban de la lengua con alicates, le intentaron sacar muelas con tenazas, le pegaron martillazos en la cadera y le prohibieron hacer sus necesidades durante cuatro días, con una paliza de por medio si lo intentaba.

Todavía se están investigando los motivos de semejante tortura, ya que el motivo no parece económico. El secuestrado es un marroquí de 34 años con una vida aparentemente normal, aunque su familia denunció que hace varios meses ya le intentaron raptar, pero esa vez sólo consiguieron robarle el coche.

El pasado día 18, sin embargo, Ahmed iba a rezar a una mezquita en Puente de Vallecas cuando varios tipos se le echaron encima y le metieron en una furgoneta. Después le llevaron al chalé y le metieron en un habitáculo forrado de colchones para que no se oyeran las palizas. El Grupo XII de la Brigada de Policía Judicial se encarga del caso, y el pasado jueves detuvo a 10 personas, según explicó ayer Dionisio Martín, inspector jefe de la UDEV de Madrid.

Ocho de los detenidos son marroquíes, otro palestino y otro búlgaro.La Policía estaba tras la pista de los secuestradores y la semana pasada consiguieron una buena pista. Siguieron a un marroquí que subió a Madrid desde Tánger para reunirse en Fuenlabrada con otros captores. Ante la sospecha de que la víctima estuviera en aquel piso, la Policía entró con los GEO y detuvo a tres marroquíes, pero Ahmed no estaba allí.

Sin embargo, la intervención, a la que han llamado Operación Límite, asustó a los que estaban en el chalé de Fresno de Torote, que liberaron al cautivo en medio del campo, con 10 kilos menos, después de darle otra paliza terrible.

Ahmed vagó hasta que consiguió dos euros para tomar un autobús que le llevó a Camarma de Esteruelas. Allí le fue a buscar su familia. Declaró a los investigadores que no sabía dónde había estado retenido, pero recordaba un dato: un día vio a través de las persianas una furgoneta aparcada, y memorizó la matrícula.

Con esa pista la Policía halló el chalé. Intentaron entrar el miércoles pasado a registrarlo, pero por problemas burocráticos en los juzgados no lo consiguieron hasta el día siguiente. Mientras, vigilaron el chalé con ayuda de la Guardia Civil de Daganzo, cuya demarcación incluye Fresno de Torote.

Cuando entraron en la casa, un chalé un tanto solitario, se encontraron con otros cinco marroquíes, entre ellos el dueño del lugar. Faltaban dos personas por detener, que cayeron en Alcalá de Henares: un palestino y un búlgaro. El primero había llegado a utilizar hasta cinco identidades falsas, y sacó 1.000 euros de un cajero con la tarjeta de la víctima. Después se bloqueó la cuenta y no pudieron quitarle más dinero. El segundo iba a entrar a la casa del secuestrado y su familia con las llaves que le arrebataron, pero fue arrestado.

Ninguno de los 10 detenidos ha querido hablar hasta ahora, por lo que aún se indagan los motivos del rapto. Durante los registros se descubrió un taller para fabricar documentación falsa, además de muchos pasaportes ya falsificados.

Los agentes de la UDEV creen que esta banda estaba muy organizada y que tenía ramificaciones internacionales. No se descarta que incluso pudieran tener relación con algún grupo terrorista y que quisieran los documentos falsificados para apoyar alguna causa, aunque esto sólo es una hipótesis.

Sin embargo, «todas las opciones están abiertas», como explicaron ayer desde la Jefatura de Policía de Madrid. La Operación Límite sigue abierta y esperan detener a varias personas más en los próximos días.

Este caso ha implicado un gran despliegue. Han participado agentes del Grupo XII de la Policía Judicial, la comisaría de Puente de Vallecas, la de Torrejón de Ardoz, la de Alcalá, la de Fuenlabrada, los GEO y la Guardia Civil.