CON los conflictos de carácter racista recientes en países como Gran Bretaña e Italia como ejemplo, el fantasma de la xenofobia está acechando cada vez de una forma más nítida a las sociedades golpeadas por la crisis. No en vano, las últimas encuestas señalan que tres de cada diez jóvenes creen que los extranjeros quitan el trabajo a los españoles.
Ante el incremento de los ataques, tanto físicos como físicos, de índole racista caso aparte es el último caso sobre el acoso policial a los inmigrantes, la Generalitat ha decidido tomar cartas en el asunto. En un breve espacio de tiempo, los valencianos podrán denunciar estas prácticas en la futura Unidad Antidiscriminación, un órgano intermediario que trasmitirá estas quejas a quien corresponda. La iniciativa es parte del pionero «Plan Valenciano para la prevención de la discriminación intercultural, el racismo y la Xenofobia», cuyo borrador ya tiene prácticamente listo la Conselleria de Inmigración y con el que la Generalitat se quiere anticipar a posibles problemas de esta índole que se den en la Comunidad Valenciana.