BARCELONA – Otro de los cuatro acusados por difundir ideas nazis a través de la librería Kalki de Barcelona, Ramón B., aseguró ayer en el juicio que «comparto algunas cosas de la ideología del nazismo, pero el genocidio me parece horrible». Una argumentación muy smimilar a la presentada anteayer por Oscar P., el propietario del establecimiento.
La Fiscalía pide penas de entre cinco y ocho años para los procesados, por un delito continuado de ideas favorables al nazismo y otro contra los derechos fundamentales y la libertad pública. De momento, todos los acusados se declaran nacionalsocialistas, pero «reniegan» de ideas racistas y, especialmente, antisemitas.
Desde 2007, la negación del genocidio no es delito, por lo que Ramón B. aseguró que desde esta modificación legal «no he distribuido libros sobre el nazismo». Este acusado fue durante ocho años presidente del Centro de Estudios Indoeuropeos, una organización ya disuelta y que tenía ideas cercanas a la extrema derecha.