La llegada de inmigrantes se frena por primera vez debido a la crisis económica

ABC, M. J. ÁLVAREZ | MADRID, 04-03-2009

Se veía venir. La crisis y el drama del desempleo que está salpicando a muchas familias está haciendo que la llegada de inmigrantes a la Comunidad de Madrid se resienta y haya sufrido un brusco parón, por primera vez en una década de oleadas masivas, alentadas por la bonanza económica y la época de vacas gordas del crecimiento.

Así lo evidencia el informe sobre la Población Extranjera Empadronada en la región, a 1 de enero de 2009, el primero de estas características que se hace público en todo el territorio nacional, con datos de la evolución experimentada por estos ciudadanos desde que la recesión pasó de ser una amenaza a una realidad. A la hora de analizar los datos hay que tener en cuenta una salvedad: que aunque se trate del padrón, prácticamente todo los ciudadanos procedentes de fuera de nuestras fronteras se inscriben, al margen de su situación administrativa, tal y como precisó ayer el consejero de Inmigración y Cooperación, Javier Fernández Lasquetty, que dio cuenta del informe.

Un 20% menos

La cifra de inmigrantes empadronados en la región a 1 de enero de 2009 asciende a 1.108.920, lo que representa el 17,12% del total de la población madrileña. No obstante, a pesar de que el número total de inscritos en los últimos 12 meses ha aumentado en 48.314 personas, ese crecimiento neto interanual ha sido un 20% inferior al registrado con respecto al mismo periodo de 2007. Así, entonces la cifra fue de 60.000. 11.234 más que en el último año.

El «frenazo en seco experimentado en la llegada o empadronamiento de extranjeros», como lo calificó el responsable regional, se hizo notar de forma más acusada a partir del último trimestre del pasado año, al pasar de los 1.109.079 registrados en octubre de 2008, a los 1.108.920 de enero de 2009, lo que arroja una variación negativa de 159 inmigrantes menos, por lo que, en lugar de detenerse el crecimiento comenzó a reducirse.

El estancamiento o el descenso es más acusado aún si se comparan estos datos con las mismas fechas del año anterior, dado que entonces se empadronaron 24.052 inmigrantes nuevos. O, dicho de otro modo, en octubre de 2007 había 1.036.554 inscritos que se convirtieron en enero de 2008 en 1.060.606. «Habrá que ver si esto es un hecho puntual o una tendencia; por lo que volveremos a repetir el estudio del padrón en junio», precisó.

¿Cuáles son las causas de este parón? El responsable del Gobierno regional lo relacionó directamente con la crisis económica, muy superior a la del resto de países de la Unión Europea (UE), «agravada por la nefasta política económica del gobierno de Zapatero, que perjudica, especialmente, a los más débiles, con consecuencias devastadoras».

En esta línea, aludió a los 387.545 desempleados registrados en la región en el mes de febrero, de los cuales, 81.876 eran extranjeros, un 2,1% más que en enero. No obstante, Lasquetty destacó que esos nuevos desempleados extranjeros (1.662), son menos de la mitad de la media de España, que ha subido un 5,42% y alcanza los 472.000 desempleados. La historia se repite en términos interanuales, ya que la tasa de parados extranjeros en Madrid creció un 78%, frente al 83% de la media nacional, según aseveró Lasquetty. Igual ocurre con la Encuesta de Población Activa del último cuatrimestre, que arroja un porcentaje de extranjeros en paro en la región «del 12%, nueve puntos por debajo que el nacional, que se sitúa en el 21%».

Época de economía sumergida

Todo ello llevó a decir a Lasquetty que, a pesar de que la Comunidad de Madrid «también se ve sacudida por el impacto de la crisis económica más devastadora de la historia reciente de España, resiste mejor, y con menos paro».

Al margen de ello, el consejero hizo hincapié en que «cada vez más las personas que pierden su puesto de trabajo, tanto inmigrantes como autóctonos, se refugian en la economía sumergida, como ya ocurrió en los años 80, época en la que gobernaba Felipe González, lo que es terrible para la economía y para un país».

Por ello, incidió en que este extremo convierte a las cifras registradas en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo en menos útiles a la hora de valorar la evolución de mercado de trabajo, ya que no tienen en cuenta a la población irregular.

Otro asunto que podría explicar, en parte, el estancamiento registrado en el crecimiento de la población inmigrante, al margen de la consabida crisis, fue el de las concesiones de nacionalidad española a los ciudadanos extranjeros, ya que, a partir de entonces, dejan de figurar inscritos como inmigrantes. Así, en 2008 éstas ascendieron a las 24.697, dos mil más que en 2007. En los últimos ocho años se han concedido un total de 125.733 nacionalidades, frente a las 376.588 del total del Estado.

Un 10% de irregulares

Los ciudadanos procedentes de Suramérica son quienes realizan más solicitudes. En cabeza se sitúan: Ecuador (9.753); Colombia (3.725); Perú (3.786); Marruecos (1.500); República Dominicana (1.276); Argentina (793) y Cuba (525).

Un aspecto a tener en cuenta es que, del millón y pico de de extranjeros residentes en la Comunidad, el 72% tiene tarjeta de residencia (cinco puntos más que en 2007) y el 28% está en trámite de renovación, por lo que el 10% restante sería la población irregular.

Las nacionalidades mayoritarias del millón largo de empadronados siguen sin variar. En cabeza está la rumana con 205.784; seguida de la ecuatoriana (137.911); marroquí, (90.396); colombiana (74.000); peruana (64.551); boliviana (57.997); china (40.257); dominicana (34.973); búlgara (32.837) y polaca (28.210).

La paraguaya, la que más creció Los paraguaya fue la nacionalidad que más incrementó su población en la región en 2008 (20%); seguida de la italiana (15%, dado que la mayoría tienen origen argentino); china (13%); la peruana (12%), y la dominicana (10,6%).

Por el contrario, se produjeron descensos en la población ecuatoriana ( – 5%), «principalmente por nacionalizaciones»; y en el número de bolivianos, que decreció en un 4%, «por tener un periodo de permanencia inferior al resto».

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