Hieren a perdigonazos a dos prostitutas que hacían la calle en Miribilla
Las jóvenes, africanas de 24y 28 años, fueron alcanzadasen un tobillo y en el muslo porbalines disparados «a distancia»
El Correo,
,
04-03-2009
Eran las 23.05 horas del lunes. Un grupo de prostitutas africanas, la mayoría de ellas nigerianas, hacía la calle en la zona de Miribilla, un fenómeno muy contestado por los vecinos del bario desde el año pasado. Últimamente se concentran en la parte baja del barrio, en las tres calles que bordean el parque: Mina San Luis, Askatasuna y Gallastegui. De repente, dos de las chicas cayeron abatidas al suelo mientras se llevaban las manos a las piernas. Alguien les había disparado con una «escopeta de aire comprimido, a distancia», confirmó ayer un portavoz del Departamento vasco de Interior.
Una de las víctimas, de 28 años, resultó herida de carácter leve y su compañera, de 24, de pronóstico reservado, según precisó la DYA de Bilbao, cuyas ambulancias evacuaron a las dos jóvenes hasta el hospital de Basurto, donde quedaron ingresadas. Una de las mujeres recibió el impacto del perdigón en un tobillo y la otra, en el muslo. Los médicos trataron de extraer los balines para evitar que la zona se infectara, explicaron fuentes sanitarias. Las carabinas pueden cargar munición con balines de plomo o de plástico.
A raíz del suceso, la Ertzaintza abrió una investigación para «determinar de dónde proceden los disparos», afirmó un portavoz de Interior. Al cierre de esta edición, aún se desconocía la identidad del autor del ataque y su paradero. Lo que está claro, añadieron los mismos medios, es que «cerca de las chicas no había nadie», con lo que en principio se descarta que los disparos fueran realizados «con una carabina de corto alcance». Los primeros indicios apuntan a que pudieron proceder de una de las viviendas de los alrededores. Según indicaron algunas fuentes, las chicas ya habían sufrido con anterioridad otros ataques, como lanzamiento de agua e incluso tarros de cristal.
Una «gamberrada»
La asociación de vecinos de Miribilla, Hiriagunea, que impulsó la ordenanza para regular la prostitución a principios de 2008 – paralizada en la actualidad por desavenencias en el equipo de gobierno de Iñaki Azkuna – , se desmarcó del ataque y expresó su «preocupación» por lo que considera una «gamberrada». «Condenamos y lamentamos un acto así, que no está para nada en la visión que nosotros tenemos para erradicar el problema», declaró ayer el portavoz de la agrupación vecinal, Carlos Gómez. Temen que ahora se pueda «señalar» a los vecinos como culpables del incidente, y no descartan que alguien disparase desde el propio parque.
Hiriagunea apuesta por «crear una mesa» en la que estén representados tanto los grupos municipales como las ONG; entre ellas, Askabide, la asociación de apoyo a las trabajadoras del sexo, «para analizar y dar una solución a esta problemática en Bilbao. No queremos terminar saliendo a la calle como ocurrió en General Concha», advirtió Gómez.
En los últimos meses había descendido el número de mujeres que ejercían la prostitución en Miribilla. «Antes llegaban hasta la rotonda donde está la iglesia, ahora se quedan abajo», describían ayer los vecinos. El pasado verano, cerca de cuarenta chicas de entre 19 y 25 años ‘hacían coches’, como se conoce en el argot a subir en el asiento del copiloto para mantener relaciones sexuales en el mismo lugar o en otro escenario distinto. El 90% de estas prostitutas son inmigrantes que se encuentran en situación irregular en España; no tienen papeles, lo que les impide poder encontrar un trabajo, y apenas pasan una media de tres meses en el mismo destino.
Los vecinos quieren contribuir a frenar lo que les parece una «lacra para las mujeres», que atenta contra «su dignidad» y para que «las que quieran salir, lo hagan». Y, también, hacer todo lo posible «para que no molesten al vecindario».
Al conocer por este periódico la noticia del ataque a perdigonazos contra las dos mujeres, Carlos Gómez afirmó que ni siquiera había en el barrio «un rumor de que la gente estuviera tan mosqueada como para actuar así; lo habríamos parado», agregó convencido.
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