Tan sólo 21 inmigrantes se han acogido en Gipuzkoa al plan de retorno voluntario

Diario de noticias de Gipuzkoa, ana porcel, 03-03-2009

El plan “no es nada atractivo” porque cobrar el paro compromete a no regresar al Estado en al menos tres años

Donostia. “Por el momento, no hay más información”. La respuesta del gabinete de comunicación del Ministerio de Trabajo e Inmigración resulta de lo más escueta, sin ningún ánimo de airear el asunto. Al plan de retorno voluntario de extranjeros impulsado por el Gobierno le siguen sin dar las cuentas, situándose en las antípodas de las previsiones apuntadas por el ministro de Trabajo e Inmigración hace unos meses.

La medida se anunció como una bicoca para extranjeros desempleados con derecho al paro, pero con el transcurso del tiempo se ha convertido en poco menos que un globo desinflado.

El exponente más claro de la escasa adhesión con la que cuenta la medida lo representa Gipuzkoa. El territorio tan sólo ha registrado 21 solicitudes de abono de la prestación por retorno de extranjeros, desde que se implantó la medida el pasado 12 de noviembre de 2008 hasta el pasado martes. Son datos facilitados a este periódico por Gabriel González, jefe de Sección de Servicios Técnicos del INEM. “Para que la gente se haga una idea, durante todo el año pasado se gestionaron en total en Gipuzkoa 61.502 solicitudes de prestaciones por desempleo”, expone a modo de ejemplo González.

A pesar de que los cálculos iniciales del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, apuntaban a más de un millón de posibles solicitantes de estas ayudas, a mediados de julio el Gobierno tuvo que rebajar esa expectativa hasta poco más de 10.000 personas.

Por ahora en el Estado son 2.213 extranjeros quienes se han acogido a la medida y, visto lo visto, quizá haya una nueva modificación a la baja.

A Javier Díaz, responsable de la dependencia de Trabajo de la Subdelegación de Gobierno de Gipuzkoa, ni siquiera le consta que exista un solo inmigrante que haya dado su consentimiento en el territorio. “La incidencia está siendo muy escasa”, admite, aunque atenúa el hipotético fracaso de la medida señalando que es vano cualquier intento de elevar a categoría de muestra las cifras que ofrece un territorio con un flujo migratorio tan bajo. “El porcentaje de inmigrantes en Gipuzkoa es muy reducido para sacar conclusiones en torno a esta medida”, aduce.

que pase el temporal El plan, que no ha dejado de cosechar fuertes críticas de las asociaciones de inmigrantes, ofrece la posibilidad de cobrar todo el subsidio de desempleo de una vez. El Gobierno defiende que con esta nueva medida, todos aquellos inmigrantes en situación de desempleo y que procedan de países extra comunitarios con los cuales el Estado haya firmado convenios bilaterales en materia de Seguridad Social, pueden asegurarse un retorno “con las máximas garantías”.

En primer lugar, porque podrán cobrar por anticipado toda su prestación por desempleo y, en segundo lugar, porque podrán computar todas las cotizaciones realizadas en el Estado y en sus países de origen a efectos de su pensión en el futuro.

Eso sí, hay un inconveniente que en la mayor parte de los casos resulta insalvable. La letra pequeña dice que todo ello a cambio de regresar al país de origen y no volver en tres años, un peaje que casi nadie está dispuesto a pagar. “Todo el mundo está esperando a que pase el temporal de la crisis, pero aquí nadie se va. Yo le veo a la gente optimista”, confiesa Ana Porcel, presidenta de la Asociación de Latinoamericanos de Euskadi, Asoleus.

Hasta ocho asociaciones de inmigrantes se reúnen habitualmente en Gipuzkoa para abordar líneas de actuación conjuntas y consensuar iniciativas de topo tipo. “Hemos aprovechado los encuentros para sondear un poco y preguntar a muchos de los integrantes, y nada. Nadie parece estar dispuesto a arrojar la toalla y marcharse a su país”, insiste Porcel.

A través de este plan, el Gobierno pretende aliviar la cifra de parados, que no ha dejado de aumentar desde que se hicieron evidentes las dificultades económicas y el brusco parón del sector de la construcción, que aglutina buena parte de la mano de obra no cualificada inmigrante.

Pero el problema es que “el plan no resulta nada atractivo”, confiesa Jon Telletxea, responsable de Laguntza Etxea, el centro de Atención al Inmigrante de Cáritas en Donostia. Lo viene constatando desde hace tiempo en la atención a los usuarios del centro. “En algún caso les explicamos de qué trata la medida, pero no estamos encontrando ni receptividad ni entusiasmo”, remacha.

Entre otras cosas, porque la mayor parte de los usuarios que acceden a este servicio son personas que han pasado por el yugo del trabajo precario, que acumulan un sinfín de empleos temporales, “rebotados” de un contrato a otro, y que, por descontado, en ningún momento han contado con una vida laboral lo suficientemente holgada para llegar a plantearse regresar a su país cobrando el desempleo.

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