Respuesta a Peio M. Aierbe

Diario de noticias de Gipuzkoa, 28-02-2009

Respuesta a Peio M. Aierbe

EN respuesta a su carta publicada el pasado 25 de febrero en algunos medios, y con todo el respeto al trabajo que está realizando la asociación que representa, permítame realizar algunas puntualizaciones en respuesta a su escrito:

1. Usted critica el estado del nuevo hogar para menores tutelados de Elgeta (perteneciente al programa especial destinado a menores con problemas de adaptación o conducta) y la reacción del menor al ver la misma, pero se le olvida decir por qué este menor ha ingresado en esta vivienda. Conocemos el caso de un menor que supuestamente ingresó en Elgeta la semana pasada después de desperdiciar una oportunidad de oro en un hogar de auténtico lujo, donde antes de los tres meses de la puesta en marcha de este hogar ha sido sorprendido robando en unos vestuarios y, al parecer, le han encontrado dinero robado además de una cuarentena de teléfonos móviles sustraídos a otros tantos ciudadanos. Cuando a estos menores se les da lo que se les da, dedicándoles la millonada que se les destina – en plena crisis – y la sociedad recibe esto a cambio, es que algo falla.

2. Igual que critica el estado de la vivienda de Elgeta, debería ver hogares del programa básico que tiene en marcha la Diputación Foral de Gipuzkoa (véase Azpeitia, Beasain, Urretxu, Bergara, etc.). Si lo uno es desmesurado, lo otro también lo es, pero en el sentido contrario, lo cual, en nuestra opinión, no favorece la integración de estos menores en la sociedad, que tendrán un nuevo choque cuando aterricen en la realidad a los 18 años.

3. Mientras, los que somos vecinos de estos hogares nos vemos obligados a adaptar nuestras costumbres y horarios a los de estos hogares, ya que es totalmente imposible controlar y mantener a raya el nivel de ruidos en unas viviendas no diseñadas para este uso. Nos vemos obligados a tener a grupos de menores fumando como chimeneas en la puerta de nuestros hogares. Nos vemos obligados a mirar con resignación la basura que aparece por toda la urbanización, donde hasta la puesta en marcha de este hogar los habitantes de la urbanización lo cuidaban como si fuera su propia casa. Y continuamente tendremos que soportar, valga la expresión, a menores “en proceso de adaptación” a una sociedad o un vecindario. Porque las instituciones se han olvidado completamente del entorno donde deben residir los menores acogidos en el programa básico.

Aprovechamos estas líneas para pedir a la clase política que se involucre de una vez por todas y dé una solución a un problema que lamentablemente está inculcando sentimientos racistas en nuestra sociedad.

Amaia Altuna, Francisco Javier Larrañaga, Iñaki Muxika e Iñaki Odriozola

Azpeitia

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