La estudiante chilena que fue encerrada en el CIE
El Mundo, , 28-02-2009Detienen a una chica de 18 años en el portal de su casa y la obligan a pernoctar en el centro de extranjeros de Aluche Madrid
Catalina (nombre ficticio) es una adolescente al uso. Le vuelve loca El Duque, tiene politonos de reggaeton en el móvil, sueña con ser estilista o azafata de vuelo y cada día acude obedientemente al instituto. Bueno, el miércoles pasado no pudo ir. La noche anterior, la Policía Nacional la detuvo en el mismísimo portal de su casa, en el barrio madrileño de Usera, y la encerró en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche. Salió de allí 15 horas más tarde. Dice que ha pasado por «la peor experiencia» de su vida.
El único delito de esta estudiante de 18 años es ser chilena y no tener papeles. Sus tíos, con los que vive, juran que dentro de unos meses iban a tramitar toda su documentación, justo cuando llevara residiendo en España tres años, que es el plazo exigido para formalizar una regularización por arraigo social. Pero la Policía llegó antes.
La noche del martes estaba Catalina en el portal de su casa acompañada por su novio. Se acercó una pareja de policías haciendo preguntas y Catalina les contó la verdad: se había dejado las llaves dentro del piso y estaba haciendo tiempo mientras sus tíos cerraban el bar que tienen en propiedad y volvían a la vivienda.
La agente – «bastante borde», según Catalina – comprobó sus datos por radio y se llevó sólo a la chica. Su novio tiene la documentación en regla. No sirvieron las súplicas. Catalina iba a pasar su primera noche fuera de casa.
«Me llevaron al CIE, donde me quitaron el móvil, el bolso, los cordones de las zapatillas, los pendientes y el sujetador. Me tomaron huellas digitales y fotos de frente y de perfil, como en las películas. Me metieron en una celda con otras seis mujeres.Olía muy mal. Había una chica que llevaba tres días allí y no la dejaban ni ducharse. No pude dormir. Ni siquiera me dieron una manta. No había calefacción, aquello era una nevera. Pasé muchísimo miedo», cuenta Catalina.
Tiritaban, como ella, sus compañeras de presidio. A una ecuatoriana la cazaron cuando salía del Metro; una dominicana fue apresada cuando iba a reunirse con su familia. Todas comentaban lo mismo: que les da miedo salir de casa, que ven policías por todos lados y que éstos se ponen al acecho en los sitios más insospechados, como estaciones, locutorios, alrededores de los consulados…y ahora, también, en los portales de los edificios.
A Catalina la bautizaron como La benjamina del CIE. «Los propios policías me miraban, me preguntaban la edad y me decían: ‘¿Cómo te han traído aquí? Si eres muy joven…’ Yo les contaba que había sido una compañera suya, y que me había detenido en mi propio portal. ‘¡Qué gente más cabrona!’, respondían. Yo era la más pequeña de aquel sitio».
El arresto de Catalina evidencia que la Policía sigue realizando redadas indiscriminadas de inmigrantes, a pesar de las instrucciones dictadas la semana pasada por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que los agentes se centren en perseguir a los delincuentes, sean extranjeros o españoles, y no vayan por los ciudadanos honrados. ONG de distintos lugares de España aseguran que en los últimos días ha persistido esta presión policial.Una auténtica cacería que ha dejado a Catalina con un susto terrible – «Todavía no puedo creer que esto me haya pasado a mí» – y la ha hecho perder el ritmo de sus clases.
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