Los cadáveres de los únicos siete inmigrantes muertos en el naufragio de su embarcación el 15 de febrero en Lanzarote que reclamaron sus familiares serán devueltos hoy a su tierra a bordo de un avión que fletó en un vuelo chárter con destino a El Aaiún el Cabildo Insular.

El consejero de Servicios Sociales de dicha corporación, Joaquín Caraballo, y el director insular de la Administración del Estado, Carmelo García, despedirán el vuelo, que tiene programado partir a las siete y media de la tarde de la isla, donde han quedado otras 18 víctimas del naufragio cuyos cuerpos fueron recuperados tras la tragedia, personas enterradas anónimamente al no ser identificadas.

Los únicos siete cadáveres que sí lo fueron y que reclamaron sus familiares, seis varones y una mujer adultos procedentes 2 de El Aaiún y 5 de la localidad de Gulmin, fueron embalsamados por encargo del Cabildo Insular hasta poder proceder hoy a su repatriación.

Un trámite que, al igual que los embalsamamientos, ha asumido el Cabildo, según explicó Joaquín Caraballo, por considerarlo “una cuestión de solidaridad, ya que recalcó lo único que ha hecho la corporación es atender a la petición de ayuda que han hecho los familiares de las víctimas para repatriar sus cadáveres y darles sepultura en sus lugares de origen”.

Sólo seis de los más de treinta inmigrantes que viajaban en su grupo lograron sobrevivir cuando el domingo 15 de febrero se hundió su embarcación frente a las costas de Teguise, pese a que vecinos anónimos de la zona no dudaron auxiliarles, llegando a saltar algunos incluso al agua en su ayuda.

Los restos de los otros dieciocho fallecidos, los que han quedado en Lanzarote, han sido distribuidos entre el Cementerio Municipal de Teguise y el de San Román, en Arrecife, en los que permanecerán en nichos anónimos, donde sólo un número y una fecha darán una remota idea sobre quiénes eran, sin saber sus nombres o procedencias.