Recorren el mundo en busca de una vida mejor
Prensa Libre, 25-02-2009
Escapar de la guerra y el sueño de una vida mejor empujaron a ocho migrantes, tres de Nepal y cinco de Somalia, a buscar la paz y prosperidad en Estados Unidos; sin embargo, la odisea terminó seis meses después, cuando fueron capturados en Guatemala, el domingo último.
Ahora la esperanza de estos hombres está en ser recibidos como refugiados políticos en Guatemala, ya que coinciden en que no quieren volver a sus países.
Narraron que huir de las atrocidades en sus naciones fue la única opción que tuvieron.
“Por la noche oíamos las bombas, y al otro día, en la calle de Mogadiscio (capital de Somalia) había cadáveres o personas moribundas y a nadie le importaba”, relató Mohamed Ahmed Hasson, uno de los migrantes que partieron de abandonaron ese país el 6 de julio del 2008.
Su viaje lo llevó a Kenia, y de allí a Tanzania, donde permaneció unas 24 horas; luego se trasladó a Mozambique, donde estuvo encerrado por dos meses.
En ese lugar, Hasson se reunió con los otros somalíes y con un traficante de personas llamado Adila, quien les cobró US$1 mil por embarcarlos como polizones rumbo a Brasil. Después de haber pasado unos días en San Pablo, viajaron a Manaos, en el corazón de la Amazonia.
“Allí empezamos el viaje en lancha por el río, siempre de noche, hasta llegar a la frontera con Colombia, donde en autobús viajamos a Bogotá y luego a Cartagena, donde estuvimos poco tiempo, porque nos subieron a una lancha que nos trasladó a Panamá”, contó.
Los indocumentados expresaron que en cada país eran recibidos por un traficante, quien les cobraba y los llevaba hasta la próxima frontera.
“Pese a que sufrimos muchas penalidades, cada día nos sentíamos más cerca de la libertad”, expresaron.
Abdull Omar Hussen dijo: “Eran horas abrumadoras, debido al temor de ser descubiertos; además, por el cansancio de no dormir. Sufríamos por pensar mil cosas malas, porque no sabíamos nada de nuestras familias”.
Desde Panamá, los migrantes comenzaron otro recorrido que los llevó a Costa Rica, después a Nicaragua, donde el coyote los transportó en un furgón hasta llegar a Guatemala. En ese viaje no recibieron agua ni comida, hasta que fueron descubiertos por la Policía.
El drama del otro grupo fue similar, debido a que abandonó Nepal en septiembre del 2008, para escapar de los insurgentes que desde hace 15 años roban y matan a la población.
Deependra KC narró cómo la violencia lo motivó a dejar a su esposa en la aldea de Taulihawa, Nepal, donde subsisten por la agricultura.
El nepalí afirmó que la situación se hizo insoportable cuando grupos armados incursionaron en su vivienda y robaron su cosecha.
“Ya no podía quedarme; los rebeldes habían asesinado a mi padre y yo sufría presiones”, dijo.
Entonces, junto a dos amigos decidió cruzar la frontera hacia Bhután, y de allí a India, donde contactaron a un traficante que logró que, a pesar de que no tenían pasaporte, abordaran un avión con destino a Sudáfrica, donde luego de una escala técnica partieron hacia a Ecuador.
Los tres nepalíes aseguraron que ellos solo pagaron a los traficantes y no saben cómo burlaron los controles migratorios.
Desde Ecuador se transportaron en lancha hacia Nicaragua, se unieron a los africanos y abordaron el furgón donde fueron descubiertos.
Estas personas han vivido un drama: padecieron hambre, sed, ansiedad y miedo, pero creen que valió la pena, porque en su país los espera la muerte y la miseria; ahora su única esperanza es ser recibidos en Guatemala como refugiados políticos.
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