Frecuencia Modulada

"No puede ser"

"¿Tenemos que acostumbrarnos entonces a ver cadáveres de niños rescatados?"

Canarias 7, Rebeca Chacón, 23-02-2009

Tenemos muchos medios para rescatar cadáveres, pero no para salvar vidas». Esta frase, en boca de la consejera de Bienestar Social, narra con dramática perfección lo ocurrido el pasado domingo en Los Caracoles, cuando la propia Inés Rojas observaba desde la costa como subía sin parar la cifra de inmigrantes ahogados a veinte metros de sus sueños. «Esto no puede ser, no puede ser, no puede ser…», repetía una y otra vez la dirigente política poniendo letra a la enorme impotencia con que se asiste a la muerte de 25 personas, 17 de ellas menores. La música la ponían, para nuestra vergüenza, los gritos de los inmigrantes que fallecían cuando ya tocaban con la yema de los dedos el primer mundo.

¿Primer mundo? Tres días después de la tragedia el responsable de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicaba el «incidente» indicando que el maravillo Sistema Integral de Vigilancia (SIVE) no puede detectar barcos «pequeños cuando hay olas». Pretenderá el ministro que los inmigrantes alquilen ferrys para llegar a Canarias y que se aseguren de que el mar está como una balsa de aceite antes de emprender viaje. Sin comentarios. En un país que se considera parte del primer mundo no pueden morir niños morir en una patera pequeña y tener la mala suerte de que haya temporal. No al menos a 20 metros de tierra.

Ningún sistema tecnológico es perfecto, cualquier radar de vigilancia tiene sus lagunas. El problema es que el SIVE no deja algún agujero: es un enorme queso de gruyere por donde se cuela hasta una patera con 35 personas a bordos porque «es pequeña». A los datos me remito. En lo que va de año, este teórico sistema de vigilancia sólo ha detectado una de las 17 barquillas que han llegado al Archipiélago. ¿No habría que plantearse otra tecnología más eficaz?

La fría estadística nos dice que cada vez arriban más menores en los cayucos y las pateras, quizás porque en África saben muy bien que a los niños y jóvenes no se les puede repatriar mientras los mayores están en el punto de partida en 40 días.

En consecuencia, mientras no se mejoren los sistemas de detección de barquillas serán menores, con su miradas limpias, los que sigan jugándose el tipo en busca de una vida mejor. ¿Tenemos que acostumbrarnos entonces a ver cadáveres de niños rescatados porque el SIVE no ve pateras pequeñas si hay olas?

Visto desde Canarias desde Madrid todo se relativiza si ocurre a 2.000 kilómetros resulta sorprendente que el Estado no haya anunciado la ampliación, ni en una coma, de los medios destinados a evitar que continúe la tragedia. Rubalcaba se encogió de hombros cuando lanzó al Congreso su teoría sobre el SIVE y sigue así cuando se cumplen seis días de la muerte de 25 personas. Un gesto que denota su sangrante pasividad ante lo que «no puede ser».

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