«Cada día viene más gente a por bocadillos, hoy 163»

La afluencia deusuarios a los centrosde las Siervas de Jesús se ha disparado enlos últimos meses

El Correo, T. ABAJO, 23-02-2009

En el local de la calle Hernani que atienden las Siervas de Jesús se sirve el desayuno sin hacer preguntas, sin pedir pases, desde hace once años. Sólo hay dos premisas: respetar el horario «y las normas de convivencia», dice María Jesús, la directora. La ausencia de filtros le convierte en un espejo de la necesidad pura y dura, y también de cómo evoluciona. El número de personas que se sientan a la mesa se ha duplicado en los dos últimos años. «Antes no se llegaba a los cien, ochenta o noventa era lo máximo, y ahora damos hasta 180 desayunos al día», explica.

El incremento ha sido progresivo, pero se ha acelerado «a partir de octubre o noviembre. De momento podemos recibir a todo el mundo, no tenemos un cupo». Las tres religiosas que atienden el servicio cuentan con el apoyo de voluntarios y con donaciones del Banco de Alimentos para abastecer la despensa. Café caliente, galletas, pan, bollería… «A veces te piden algo para llevar». El día es largo y más aún que la demanda de desayunos se ha multiplicado la de bocadillos.

De sardinas y bonito

La madre Felisa, de la misma congregación, lo cuenta con asombro. «Hasta hace un mes venían unas veinte personas, pero llevamos unas semanas… 90, 95, ¡hoy 163! Cada día vienen más. Les pregunto ¿por qué no vais donde los franciscanos a comer caliente? Y ellos dicen ‘no nos dan vale’». Al principio pensó que no querían sujetarse a los horarios y las normas del comedor, pero en el Ayuntamiento le confirmaron que las mesas están llenas.

«Entre cuatro hermanas están un buen rato haciendo bocadillos. Menos mal que nos regalan pan». Los preparan «de sardinas, bonito, anchoas, queso con membrillo…», porque la mayoría de los usuarios son magrebíes. Cuando empezó el servicio de desayunos, «era para gente de la zona que tuviera necesidad, drogadictos… ahora el 90% son inmigrantes, y hombres, y eso que por el barrio se ven muchas mujeres». Aunque siempre están «los veteranos», algunos vecinos que viven en pensiones y los que han pasado la noche en el albergue de Mazarredo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)