La crisis no asusta a los emigrantes

El Periodico, LUIS De Sebastián, 22-02-2009

El 15 de febrero pasado 14 menores se ahogaron a poca distancia de la costa de Lanzarote. Parece que los africanos que se echan al mar son cada vez más jóvenes, porque los mayores o se han resignado a vivir como siempre han vivido o no tienen fuerzas para la aventura marinera y prefieren esperar a que los jóvenes de su familia que lleguen a Europa los ayuden a mejorar con sus remesas.
Pero ¿no saben los emigrantes que Europa está en una grave crisis? ¿No saben que en España y en el resto de Europa el desempleo hace estragos, sobre todo entre emigrantes como ellos? La respuesta es sencilla. Con crisis y todo, los niveles de vida en los países de Europa y en los pueblos y barrios urbanos de donde proceden los emigrantes son tan abismalmente diferentes, que el atractivo de emigrar sigue siendo decisivo. Desde la perspectiva del África pobre, es para morirse de risa cuando nos quejamos de nuestra situación y decimos que el producto nacional del 2008 ha caído en dos trimestres consecutivos ( – – 0,3% y – – 0,7%). Ese descenso, y los que están por venir, nos dejarán todavía con un ingreso por cabeza 60 o 100 veces mayor que el de los africanos pobres.
La mayor diferencia entre las dos riberas del mar es, sin duda, la que marcan la existencia, abundancia y generosidad de los bienes públicos (educación, salud, seguridad, transporte, asistencia social). Incluso el desempleo es una situación completamente distinta en Europa que en África. Por eso los emigrantes no quieren regresar a sus países, aunque les paguen, capitalizado al presente, todo el subsidio de desempleo si regresan al lugar de donde vinieron. No tienen miedo a nuestras crisis, porque ellos viven inmersos en una crisis más total y duradera: la crisis del subdesarrollo.

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