Una lucha por amor
No puede poner un pie en la calle por el temor de que la atrape la migra, pero eso no le ha impedido expresar sus ideas y luchar para que paren las redadas y deportaciones contra los indocumentados latinos
El Universal, 20-02-2009
Flor resiste” es el lema que le da fuerza para continuar su lucha política por los derechos de los migrantes latinos en Estados Unidos. “La historia de mi resistencia está inspirada en la represión que vivimos cada día más de 12 millones de indocumentados en este país”, insiste en cada carta, conferencia de prensa o declaración que tiene que emitir desde la tribuna de una iglesia metodista en Chicago, Illinois, donde se refugia para no ser deportada.
La historia de su familia está ligada a la migración. La pobreza en su natal Oaxaca obligó al abuelo de Flor Crisóstomo a irse de bracero en 1942. Años de guerra en que al gobierno de Estados Unidos le urgía la mano de obra campesina, por lo que su madre creció sin la figura y el apoyo de un padre.
En 2000 ella y dos hermanos partieron al norte ante la desesperación de no tener que darles de comer a sus hijos. “Nuevamente la familia se desintegró, como la de miles de migrantes que tienen que dejar sus hogares para buscar un trabajo en Estados Unidos”.
Cruzó la frontera como indocumentada, trabajó ocho años en una fábrica hasta que en abril de 2006, la migra entró a la empresa y se llevó a 200 hispanos, entre los cuales iba Flor. Ese día empezó un proceso legal que finalmente perdió y el juez le ordenó salir del país el 28 de enero de 2008.
Desde entonces su hogar y centro de activismo político es la iglesia metodista Adalberto, ubicada en el barrio de Humbolt Park en Chicago. No puede poner un pie en la calle por el temor de que la atrape la migra, pero eso no le ha impedido expresar sus ideas y luchar para que paren las redadas y deportaciones contra los indocumentados latinos.
Una computadora, cientos de paisanos y un grupo de jóvenes, son quienes difunden su mensaje: “Las actuales leyes represivas de inmigración en este país hacen que Flor nazca de la oscuridad. Y esta es la historia de mi resistencia inspirada en la situación que vivimos a diario más de 12 millones de inmigrantes en Estados Unidos. Y es por eso que Flor – Resiste ¡Esperamos que tú también!”.
Para esta zapoteca de 28 años de edad y madre soltera de tres hijos no existe la posibilidad de que la “echen” del vecino país del norte. “Sólo si entran los US Marshals y me sacan, me voy, de otra forma seguiré aquí luchando por mi gente a la que todos los días veo temer más que yo ser deportada, porque ellos tienen que salir a la calle y exponerse a las redadas a la persecución de la migra.
Además sabe que de regresar “la única opción que me queda es vivir en la pobreza extrema con mis hijos sin ninguna forma de mejorar nuestras circunstancias; desde aquí aunque sea les mando dinero con las artesanías que vendo. Lo que me separó de ellos fue la pobreza y no voy a regresar con las manos vacías; ellos me apoyan para que siga luchando por parar las injusticias contra nuestra gente.
Todos los días manda correos, da entrevistas y organiza movilizaciones. “Los pueblos indígenas tienen derechos y una forma muy cruel de negarlos es que no nos acepten como trabajadores y que nos nieguen la posibilidad de criar a nuestros hijos y estar unidos con nuestras familias”.
Desde su refugio, Flor ha escrito en su blog cartas al presidente de México, Felipe Calderón, y al de Estados Unidos, Barack Obama, el motivo de su petición: paren las redadas y las deportaciones, y apoyen una reforma migratoria que nos permita trabajar dignamente en este país al que apoyamos con nuestra mano de obra. No separen más a las familias.
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