TRIBUNALES. El agresor de una menor ecuatoriana en un tren, que se enfrenta a tres años de cárcel, asegura no recordar nada
"Me doy asco"
La Vanguardia, , 20-02-2009Decenas de flashes esperan la llegada al Palacio de Justicia de Sergi Xavier M. M., el joven que en su día proporcionó una generosa cantidad de carnaza a la telebasura al agredir y vejar gratuitamente a una inmigrante ecuatoriana en un coche de los Ferrocarrils cuyas cámaras registraron nítidamente los hechos. Sin esas imágenes, la salvajada hubiera pasado probablemente inadvertida, sin dejar rastro, pues la víctima, una chica de 15 años, no se lo contó ni a su familia. Una avalancha de cámaras, carreras, codazos, empujones recibió a Sergi Xavier. Su hazaña dio la vuelta al mundo, movilizó a la diplomacia ecuatoriana, y dejó en mantillas al Yoyas, el pseudoicono de usar y tirar de Gran Hermano.
El agresor se enfrenta ahora a tres años de prisión por los delitos contra la integridad moral y de lesiones, la pena solicitada por la fiscal en el juicio celebrado ayer. Idéntica condena proponen las acusaciones ejercidas por la familia de la víctima – representada por un abogado financiado por el consulado de Ecuador-,la Generalitat y SOS Racisme. La Generalitat solicitó al tribunal, además, que obligue al procesado a seguir sendos cursos sobre violencia machista y xenofobia para enmendar la imagen racista de Catalunya difundida por su acción.
La vista comenzó con el visionado de las imágenes del suceso ocurrido sobre las 23.45 h del 7 de octubre del 2007. Un episodio que, según cálculos del CAC, fue emitido 300 veces por las cadenas de televisión en Catalunya. Sergi Xavier, sin embargo, mantuvo su mirada fija en el estrado, cabizbajo, sin levantar la cara hacia los monitores que mostraban su agresión. El procesado se negó a responder a las preguntas de las acusaciones, que no obstante fueron planteadas: “¿Se reconoce en las imágenes?”, “¿Es cierto que le dijo zorra, inmigrante de mierda, puta inmigrante, aquí vienes a zorrear?”, “¿Por qué escogió a la menor como víctima, una niña de 15 años, si cerca de usted en el vagón había otro inmigrante, un varón?”…
A cuestiones de su abogado, que pretende zanjar el asunto con una pena de multas, Francesc Xavier comenzó a desarrollar una estrategia de defensa sustentada en tres argumentos fundamentales: el arrepentimiento, una vida difícil (su madre le abandonó al año y medio, su padre le daba palizas y a los 6 años lanzó una silla contra una maestra) y que en el momento de los hechos estaba absolutamente bebido. “No recuerdo casi nada”, explicó. “Ese día no era yo, me doy asco a mí mismo”. “Me arrepiento de lo que hice y nadie se merece lo que yo hice a esa chica”. El encartado dijo en su descargo que había ingerido “doce o trece cervezas, unos cuantos cubatas y pastillas de éxtasis”. Y sin embargo, el testigo que presenció parte de la agresión y que aparece en las imágenes, un estudiante argentino, no apreció en el acusado ningún síntoma de ebriedad. Verbalizaba correctamente, mantenía el equilibrio y no olía a alcohol. “Tuve miedo de que me pudiera hacer algo”, afirmó este testigo, cuando, según su declaración, Sergi Xavier se despidió, mirándole, con un “todos los inmigrantes tendrían que estar muertos”.
La víctima declaró, en calidad de testigo protegido, a través de videoconferencia y en ausencia de público. Según la fiscal, describió con precisión “lo vejada, lo humillada, lo vilipendiada que se sintió esa noche en el vagón”. “No es la misma” desde que sufrió el ataque, afirmó su madre, Alexia M. Su hija, señaló, sufre nervios, insomnio y dolores de cabeza, aunque se niega a seguir el tratamiento psicológico que recomiendan los especialistas. “Ella dice que no está loca, que no ha hecho nada”. A juicio de los forenses, la enorme repercusión mediática de los hechos agravó el sufrimiento psicológico de la víctima.
¿Qué clase de tipo es capaz de cometer una atrocidad como la enjuiciada? Sergi Xavier relató sus problemas con los estudios, su estancia de dos semanas en un psiquiátrico. “Siempre buscaba pelea”, adujo. Según los forenses, el individuo presenta trastornos de la conducta y agresividad desde los 5 o 6 años, tiene un perfil antisocial, aunque no padece ninguna enfermedad alienante ni alteraciones cognitivas. “Sergi Xavier no puede ir por el mundo sin un acompañamiento psiquiátrico y psicológico o farmacológico”, afirman los médicos.
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