CON estupor, así he recibido la portada de DIARIO DE NOTICIAS del otro día. Un niño ahogado en nuestras costas, sólo por querer alcanzar una vida mejor y por querer tener un futuro que, gran paradoja, se ha reducido al tiempo que dura la travesía en patera hasta Canarias.

No he podido menos que derramar unas lágrimas esta mañana, por el niño de la foto, por los demás niños ahogados y por el resto de niños que mueren a diario en tantos y tantos, demasiados, lugares del mundo.

Lo curioso es cómo la empatía sólo alcanza a los muertos que mueren cerca, a los muertos cuyo olor a cadáver casi percibimos desde el salón de casa pero ¿qué pasa con los que mueren lejos? ¿los que mueren a dos, tres, cuatro, ocho horas de avión? A esos muertos los olvidamos rápido, son sólo cifras, cifras que apestan a muerto como muertas están nuestras almas que no se conmueven cuando media la distancia.

Alguien debería hacer un experimento e ir andando en busca de los muertos. ¿La distancia exime de la responsabilidad?, ¿la humanidad está tan compartimentada que sólo lloramos a los nuestros?

Hace unos años estuve en El Salvador trabajando. Fui con la idea de saber quiénes eran los malos, esos que machacaban a la pobre gente y que vivían a su costa. Me marché, sin embargo, con la conciencia intranquila, dándome cuenta de que los ricos de allí eran las más de las veces más pobres que los pobres de aquí, sabiendo que la responsabilidad que yo les atribuía era la misma que debía atribuirme a mí y que el hecho de mediar una considerable distancia no era una excusa para redimirme, más bien al contrario.

Ahora que se revisa la memoria histórica ¿no deberíamos revisarla de verdad? Sabríamos entonces hasta qué punto somos responsables de las hambrunas de África, de las guerras de Oriente Medio, de las dictaduras de medio mundo o de las violaciones del Congo. Memoria histórica y conciencia del hoy.

Somos unos asesinos irresponsables y ciegos y yo el primero, porque yo sé que todo lo que digo es cierto, pero también sé que no hago nada por remediarlo y quizás vaya siendo hora de empezar. Aún suena en mi cabeza la frase de Zapatero cuando dijo que las armas que España vende a Israel no se utilizan para matar palestinos ¿se puede ser más capullo?