El autor de la agresión racista en el metro de Barcelona afirma "darse asco"
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 20-02-2009barcelona. El acusado de la agresión racista a una menor ecuatoriana en un tren de los Ferrocarriles de la Generalitat, Sergi Xavier M.M., afirmó ayer que no recuerda nada porque iba borracho y drogado, aunque, tras ver el vídeo de la agresión, ha dicho que “me doy asco a mí mismo. Ese día no era yo”.
El joven hizo estas declaraciones en el juicio contra él que se celebra en la Audiencia de Barcelona en respuesta a las preguntas de su abogado y tras renunciar a contestar a los letrados de las otras partes personadas, la Fiscalía y la Generalitat.
Preguntado por la agresión contra la joven, Sergi Xavier M.M. aseguró no recordar nada porque “aquel día había bebido algunos cubalibres y cervezas”, todo ello junto a pastillas de éxtasis. Sin embargo, tras visionar el vídeo grabado por las cámaras de los Ferrocarriles de la Generalitat en el que se recoge la agresión, el joven se ha limitado a afirmar que “me doy asco a mí mismo” y que “ese día no era yo”. Además, dijo sentirse arrepentido por lo que hizo, ya que “nadie merece lo que le hice a esa chica”.
Sergi Xavier M.M. afronta una petición de tres años de prisión solicitada por la Fiscalía, que considera que la agresión, ocurrida el 7 de octubre de 2007 en el interior de un vagón de los Ferrocarrles, constituye un delito contra la integridad moral y otro de lesiones.
La Generalitat, que se ha personado como acusación popular, pide provisionalmente una pena de 20 meses de cárcel y una multa de 750 euros, así como que se prohíba al acusado acercarse a la comarca donde vive la víctima durante dos años.
imágenes dañinas El momento clave de la vista fue el visionado del vídeo, unas imágenes que según estimaciones del Consell Audiovisual de Catalunya (CAC) se emitieron más de 300 veces en los medios de comunicación. A pesar de que es difícil encontrar a alguien en el Estado que no haya visto la agresión, el tribunal decidió ayer que se emitieran a puerta cerrada para preservar la intimidad de la víctima, que en el momento de la agresión tenía 15 años.
El vídeo convertía en inútil cualquier discusión jurídica sobre la autoría del ataque o las circunstancias del caso y dejaba un estrecho resquicio a la defensa, que ha concentrado sus energías en demostrar la atormentada personalidad del procesado y su abuso del alcohol y las drogas.
Los forenses explicaron que el estado anímico de la niña se agravó cuando se emitió el vídeo, y la madre explicó que “tiene mucho temor de lo que le pueda suceder”. Además, su hija tardó un mes y medio en volver al colegio, que estaba muy callada y que ya. Dicho informe pericial supuso un triunfo para los intereses de la defensa, al corroborar su tesis de que tan perjudicial fue la agresión en sí como la repercusión mediática posterior.
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