Afirma que la colaboración con países africanos impidió la entrada de 8.000 personas el año pasado

«En el último mes me han parado dos veces», dice un boliviano que vive en Madrid, confirmando que últimamente se han incrementado los controles policiales contra inmigrantes en situación irregular en la capital. Lo que se conoce como la caza de los inmigrantes ha suscitado una importante polémica, que hizo reaccionar ayer al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien aseguró que ha prohibido «taxativamente la fijación de cupos de detención», que existen en algunas comisarías madrileñas. La víspera había admitido que existían «objetivos cuantitativos frente a la delincuencia».

La polémica se encendió el lunes, cuando se difundió una nota interna en la que se fijaba un cupo de 35 irregulares para detener por semana. Al parecer, otras comisarías elevaban el número a 50. El ministro negó en el Congreso que hayan sido los máximos responsables policiales o él quienes dictaran esas instrucciones, pero la controversia está servida. «El Gobierno de Zapatero ha pasado del papeles para todos a una persecución sistemática de inmigrantes para arreglarle las estadísticas al ministro», aseguró la número tres del PP, Soraya Sáenz de Santamaría.

Según algunos extranjeros, la policía se para en las entradas del metro y pide los papeles a quienes su apariencia delata como no españoles. Las asociaciones de inmigrantes y varias oenegés denuncian que «se persigue a los inmigrantes en la calle sin que hayan cometido delito alguno». El Consejo General de la Abogacía criticó también duramente que se criminalice «a las personas por la mera situación de su irregularidad administrativa». «Las redadas policiales masivas, la caza del inmigrante», señalan los abogados, «no es conforme a la Constitución».

Cooperación con África

En medio de toda esta polémica, Rubalcaba señaló sin embargo los «datos positivos» en relación con la inmigración, al destacar que la cooperación de las fuerzas de seguridad españolas con las de los países africanos impidió el año pasado que 8.024 inmigrantes se embarcaran en pateras o buques negreros con destino a las costas canarias o andaluzas. El estrechamiento de los lazos bilaterales con países como Marruecos, Mauritania o Senegal hizo posible que se abortasen en territorio africano un «50% más de operaciones clandestinas que en el 2007, cuando los inmigrantes descubiertos antes de que pudiesen hacerse a la mar fueron 5.613», indicó.

El ministro destacó un segundo dato: en el 2008 fueron detenidos 1.636 miembros de 277 redes africanas de tráfico de seres humanos, lo que supuso una mejora del 44% en solo un año.