Guerra a las mafias de las pateras
La colaboración entre España y países africanos permite detener a 1.636 miembros de las redes de tráfico de inmigrantes
El Correo,
,
18-02-2009
La cooperación de las Fuerzas de Seguridad españolas con los gobiernos del Magreb y del África subsahariana impidió el año pasado que 8.024 inmigrantes se embarcaran en pateras, cayucos o buques negreros con destino a las costas canarias o andaluzas. El estrechamiento de los lazos bilaterales y de seguridad con países como Marruecos, Mauritania, Senegal, Nigeria, Cabo Verde, Mali, Gambia o Guinea Bissau permitió abortar en territorio africano un 50% más de operaciones clandestinas que en 2007, cuando fueron descubiertos 5.613 inmigrantes descubiertos antes de pudiesen hacerse a la mar.
Estas cifras de ‘sin papeles’ interceptados en África no son desdeñables si se comparan con los 13.424 inmigrantes que en 2008 consiguieron alcanzar las costas españolas. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que facilitó ayer estos datos en el Congreso, los puso como ejemplo de los buenos resultados que comienza a dar la política de colaboración con los países de origen y tránsito de la inmigración. Recordó que ya hay firmados 29 convenios de cooperación con estados africanos, europeos e iberoamericanos; y añadió que se han desplegado misiones policiales estables en estos países.
Según Rubalcaba, el Gobierno español gastó en 2008 unos seis millones de euros para proporcionar a algunos países africanos material de vigilancia de fronteras, para formar a sus agentes, crear equipos mixtos de investigación y establecer un cauce estable de inteligencia policial contra las redes de inmigración ilegal.
277 bandas desmontadas
Gracias a esa colaboración, en 2008 fueron detenidos tanto en la península como en África 1.636 individuos integrados en 277 redes de tráfico de seres humanos. Ese cúmulo de arrestos supuso una mejora del 44% en un año. El titular de Interior comentó que el trabajo disuasorio realizado en suelo africano es uno de los factores fundamentales para que en 2008 descendiese un 28% el número de personas que trató de entrar de forma irregular en España.
Los otros factores principales son un notable aumento de la vigilancia de los litorales español y africano y la mejora de los controles de seguridad en aeropuertos y puertos. Pérez Rubalcaba consideró fundamental que se mantenga el operativo europeo Frontex de vigilancia de la costa africana y adelantó que España va a ampliar este año el sistema de vigilancia electrónica (Sive), que permite la localización de pateras, al litoral de Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares, así como a más puntos de Andalucía. Ese dispositivo tenía hasta ahora sus núcleos de actuación preferente en la zona del Estrecho y en el archipiélago canario.
El ministro del Interior comentó que, como resultado lógico del importante descenso de las llegadas clandestinas a España, los centros de internamiento de inmigrantes «no sufren hacinamiento» y tienen un grado de ocupación del 50%. Se utilizan a día de hoy 1.328 de las 2.748 plazas de que disponen.
El PP, a través de su portavoz Rafael Hernando, puso en duda las cifras del ministro. Aseguró que España es «un coladero de inmigrantes por tierra, mar y aire», y le acusó de ocultar los datos de ocupantes de pateras que se ahogaron en 2008; el porcentaje de ‘sin papeles’ detenidos, pero no expulsados, y el número «real» de extranjeros indocumentados que hay en el país, que Hernando cifró en 1,3 millones.
Mientras se debatían en el Congreso sobre la inmigración, los servicios de salvamento recuperaban otros cuatro cadáveres frente a la costa de Teguise, en Lanzarote, donde el pasado domingo volcó una patera ocupada por 32 de magrebíes. Con los últimos cuerpos hallados, el balance de la tragedia asciende a 25 víctimas, de las cuales, al menos, 16 tenían edades comprendidas entre 7 y 17 años.
Los siete supervivientes se encontraban ayer en buen estado, tras haber superado un cuadro de hipotermia y deshidratación. Sólo uno de ellos – el único niño que salvó la vida – permaneció hospitalizado al detectársele una anomalía en un riñón.
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