El litoral canario estaba a la vista, pero la patera volcó cuando apenas quedaban veinte metros. Ocurrió el pasado domingo, en la costa noroeste de Lanzarote. A la mayoría de los inmigrantes que ocupaban la embarcación una treintena de magrebíes que habían partido de Tan Tan, en el Sáhara marroquí, las aguas los engulleron en cuestión de segundos. Los servicios de emergencia habían recuperado ayer, al cierre de esta edición, 21 cadáveres; entre ellos, 16 menores de entre 6 y 17 años. También hallaron muertas a dos mujeres, una de ellas, embarazada de ocho meses.
El último drama de la inmigración se produjo en la playa de Los Cocoteros, perteneciente al municipio de Teguise, en una zona de mucho oleaje y muy accidentada. El primer aviso lo dio una patrulla de la Policía Local, cuyos miembros se percataron de la llegada de una patera y vieron cómo encallaba. Un surfero, el uruguayo Cristhian Hunt, pudo rescatar a seis ‘sin papeles’, cinco de los cuales fueron dados de alta ayer, mientras que el sexto quedó hospitalizado con una dolencia renal.
Las autoridades rastrearon la costa de Teguise en busca de al menos otros tres cadáveres más. Fuentes de la Cruz Roja no descartaban que algún inmigrante hubiera podido alcanzar la costa a nado y adentrarse en el interior de Lanzarote a la carrera, aunque ese extremo no pudo ser confirmado.
Al parecer, la patera había zarpado de Tan Tan con un contingente de ‘sin papeles’ marroquíes, saharauis y mauritanos. La patera no fue detectada en ningún momento por el Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), el dispositivo de control que el Gobierno español ha desplegado en Canarias y en el Estrecho. Según explicó la delegada del Gobierno en las islas, Carolina Darias, la embarcación se ‘coló’ por el SIVE a pesar de que sus sistemas electrónicos estaban funcionando a pleno rendimiento.
La búsqueda de los inmigrantes muertos movilizó a la Guardia Civil, la Cruz Roja y Salvamento Marítimo. En total, se desplegó por la costa de Teguise un centenar de personas, repartidas en varias embarcaciones y en un helicóptero. Los cinco primeros cadáveres aparecieron durante la tarde del domingo, pero el rastreo tuvo que interrumpirse al caer la noche. Los restantes fueron apareciendo ayer, en cuanto amaneció. En su mayoría eran niños y adolescentes.
El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, guardó un minuto de silencio por los fallecidos y denunció que las costas de Canarias hayan sido escenario, una vez más, de un hecho «luctuoso» relacionado con la inmigración. El mandatario autonómico criticó que la patera no fuera detectada, hecho que también se había producido el pasado sábado, con otra embarcación que llegó a la playa tinerfeña de Las Vistas, y el viernes, con un grupo de inmigrantes que arribaron a El Hierro. Rivero emplazó a los ministerios del Gobierno de Zapatero que tienen competencias en asuntos de Extranjería a reunirse con las autoridades autonómicas de Canarias para estudiar la manera de evitar más dramas.
Comisiones Obreras convocó ayer concentraciones a las puertas de las sedes sindicales, de los edificios públicos y de los locales de las ONG. La central exigió medidas que ayuden a canalizar la inmigración hacia el archipiélago canario. Mientras tanto, otro cayuco era interceptado a unas 65 millas al sur de la isla de Tenerife y conducido al puerto de Los Cristianos con más de 50 inmigrantes a bordo.