Rubalcaba dice por la mañana que hay cupos para detener a 'sin papeles' y luego los quita
El Mundo, , 17-02-2009Los policías admiten que van a buscarlos «a la puerta de las embajadas» y «valen amas de casa y trabajadores de hostelería» Madrid
Rubalcaba comenzó ayer el día reconociendo que la Policía detiene a cupos de extranjeros y lo terminó rectificando. Entre medias, eso sí, le cayeron todo tipo de críticas políticas, sociales y diplomáticas. Así que nada más sencillo que dar marcha atrás y convertir los «objetivos cuantitativos» (para entendernos, el número de sin papeles arrestados por barrio) en «objetivos cualitativos».
Ayer fue un día de autocrítica y enmiendas para el ministro del Interior, que reconoció en Guadalajara, según informa Efe, que quizá haya que explicar «bien» todo lo relativo a la Ley de Extranjería» para que «no se produzcan malentendidos».
La cosa no es para menos, porque cuatro sindicatos policiales han denunciado que se les obliga a hacer redadas «masivas» e «indiscriminadas» de inmigrantes y hay hasta una orden interna escrita que demuestra que la Jefatura Superior de Policía de Madrid ha fijado cuotas semanales de detenciones. A los que las cumplen, les premian dándoles días libres. Y, si capturan a marroquíes, mucho mejor, porque sus expulsiones salen más baratas.
Todo esto sucede en Madrid desde que el comisario Carlos Rubio está al mando, pero los sindicatos aseguran que los Mossos también se rigen por este sistema en Cataluña. Y las ONG han denunciado cacerías en casi toda España.
También en los alrededores de los colegios – a pesar de que Rubalcaba lo niega – , y dentro del Metro, e incluso «a la puerta de las embajadas», según reconocen los propios policías, que se quejan también de que «valen amas de casa y trabajadores de hostelería» y «se llega hasta tal punto que los funcionarios se dirigen a los bares donde se encuentran trabajando extranjeros y se los llevan, incluso fuera del distrito».
Así consta en las actas de una reunión que mantuvieron en diciembre pasado los sindicatos y el comisario Rubio, en las que éste se encogió de hombros y dijo que «aumentar el número de detenidos por infracción a la Ley de Extranjería» es una orden de la Secretaría de Estado de Seguridad.
Por eso – y después de que la embajada de Marruecos expresara su preocupación por el asunto y de que se quejaran todos los partidos salvo el PSOE – , Rubalcaba rectificó y dio orden al director general de la Policía y de la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, de que «dicte las instrucciones oportunas con el fin de clarificar el marco de actuación policial».
Velázquez se apresuró a dar una instrucción en la que establece que los «objetivos numéricos» se aplicarán sólo para las infracciones penales.
Para la inmigración ilegal, que es una falta administrativa y no un delito, habrá «únicamente objetivos cualitativos» que atiendan «prioritariamente a la problemática delincuencial que se produzca en determinadas zonas y periodos de tiempo». En otras palabras: desde ahora no hay que poner cuotas, ni detener a las honradas amas de casa extranjeras, sino a los maleantes que no tengan los papeles en regla. En definitiva, de vuelta a la eterna asociación entre inmigración y delincuencia.
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