LAS REPERCUSIONES DE LA CRISIS
Xenofobia en Suiza
La Vanguardia, , 06-02-2009Valentín Popescu
El SVP, el partido más votado, apuesta por postulados xenófobos en el referéndum
El próximo domingo, día 8, Suiza celebrará lo que se podría denominar un referéndum xenófobo. Oficialmente se trata de saber, por un lado, si la población suiza quiere ratificar el convenio del 2002 con la Unión Europea sobre la libertad de residencia y trabajo; y por otro lado, si aprueba que este convenio se amplíe también a las recién ingresadas en la UE Bulgaria y Rumanía. Pero de lo que se trata realmente, es de saber si el Gobierno helvético adoptará la política xenófoba preconizada por el Partido Popular Suizo (SVP) y su hombre fuerte, Christoph Blocher.
La consulta sería de puro trámite si las dos preguntas se hiciesen por separado. El convenio con la UEha satisfecho a todo el mundo y tendría una aprobación abrumadora, ya que son muchos los suizos que residen y trabajan en la Unión. Y la inclusión de Bulgaria y Rumanía en el convenio sería rechazada por mayoría dados los muchos conflictos ocasionados por grupos (mayormente de etnia gitana) rumanos y búlgaros en diversos estados de Unión.
El Gobierno helvético ha vinculado, empero, las dos preguntas en un solo referéndum porque política y éticamente es inaceptable la discriminación de esas dos naciones. El Gabinete espera que los ciudadanos valoren más las ventajas del convenio y traguen la ampliación. Pero no es seguro – probable, sí que lo es-que la cosa vaya a funcionar, porque la cuestión ha sido elegida por Blocher para dar una vuelta de tuerca más en su empeño de triunfar con una política populista de cáscara amarga, de apuesta preeminente por la xenofobia.
La vía política elegida por Blocher le ha dado resultado hasta ahora: ha hecho de un pequeño partido, el SVP, el partido más votado del país, con un 30% de las papeletas en los últimos comicios, y él es posiblemente la figura más conocida del espectro político suizo. El que para llegar a esto haya desencadenado varias crisis, con dimisiones incluidas, en el seno del SVP le ha importado tan poco como el hecho de que su política llevase el modelo suizo de gobierno por consenso (todos los partidos están en el Gabinete) a un paso de hacerse añicos.
A buen seguro que Blocher no es ningún racista, pero la apuesta por la xenofobia le resulta inevitable a un político suizo ambicioso e impaciente, ya que la Confederación Helvética tiene la tasa más alta de inmigración de toda Europa (21%) y la convivencia de forasteros y suizos no ha estado carente de problemas en más de una ocasión. Además, ahora el paro creciente impulsa la xenofobia.
De todas formas, el propio Blocher acaba siendo prisionero de sus planteamientos radicales, que le llevaron años atrás a oponerse al ingreso de Suiza en el Espacio Económico Europeo, y ha cosechado reveses dolorosos tanto por este motivo cómo por el rechazo casi visceral que despiertan en el mundo político helvético sus ansias de poder y su proceder desconsiderado, una conducta por la que fue llamado “pisacadáveres” en bastantes ocasiones.
Las encuestas demoscópicas le auguran ahora a Blocher un nuevo fracaso en principio. Y es que si el 49% de los consultados dice que votará sí en el referéndum y un 40% que optará por el no, aún hay un 11% de indecisos que, de conquistarlos la propaganda blocherista, invertiría totalmente el pronóstico.
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