HUELGA EN REINO UNIDO

Los huelguistas británicos ganan su pulso con Total

Los sindicatos ponen fin al paro tras llegar a un acuerdo en Lindsey que garantiza 102 nuevos empleos para británicos y el compromiso de que los nuevos contratos irán a empresas locales

Canarias 7, LOURDES GÓMEZ - ENVIADA ESPECIAL , 06-02-2009

“Se acabó la huelga. Volvemos al trabajo”, decía ayer, sonriente y con cara de cansado, el sindicalista británico Bernard McAuley. Principal negociador del sindicato Unite, McAuley celebraba un acuerdo, pactado esa misma mañana tras largas horas de negociación, que pondrá fin a semanas de disputa en torno a la contratación de trabajadores italianos en las obras de ampliación de la refinería Lindsey, la principal instalación de la petrolera Total, que se levanta a las afueras de la ciudad portuaria de Grimsby, en el noreste de Inglaterra.

El acuerdo garantiza empleo a los británicos y, según los sindicatos, ningún italiano perderá su puesto de trabajo. “Es un pacto equilibrado al 50%. Ningún contratado extranjero se irá al paro. Es un avance significativo. Hemos elevado el perfil de nuestra causa y ya hay gente en Bruselas revisando la legislación europea. No podemos consentir prácticas laborales erróneas, inmorales e injustas”, defendía McAuley.

A las siete de la mañana, una masa de trabajadores comenzó a concentrarse en el aparcamiento de Total. Caras tan sombrías como el gélido frío de un amanecer que, no obstante, escondía abundantes rayos de sol.
Oferta mejorada

Llegaban entonces noticias de que las dos empresas subcontratadas por Total la estadounidense Jacobs y la italiana IREM sólo ofrecían el 40% de empleos al personal local, y la rabia y la frustración se extendían entre los cerca de 300 manifestantes.

El ambiente cambió al mediodía. McAuley y sus colegas retornaron al foco de la protesta con una oferta mejorada. Y entre aplausos de los asistentes se desvelaron los puntos importantes del acuerdo. IREM podrá aumentar los 93 obreros desplazados de Italia y otros países de la UE hasta un máximo de 224 para realizar la tarea contratada con Total. Los británicos, a su vez, se aseguran un mínimo de 102 nuevos empleos con efecto inmediato y el compromiso de que las futuras contrataciones se ofrecerán a empresas de Reino Unido. La resolución se somete hoy a voto, pero la huelga se daba ayer por concluida.
Victoria importante

“Es una importante victoria para la mano de obra británica de esta planta y tiene el potencial de convertirse en referente esencial para todos los trabajadores británicos del sector”, defendió Alistair Tice, del Partido Socialista.

Su colega, Robbie Fauldes, había viajado unos 300 kilómetros desde el norte de Inglaterra para unirse a la protesta de Grimsby. Llevaba una doble pancarta, en inglés e italiano, con un mensaje dirigido a los empleados de IREM, aunque estos últimos no se asoman por la refinería desde hace 15 días.

Los casi cien italianos están confinados en una barcaza amarrada en el antiguo muelle pesquero de Grimsby. De tres plantas rectangulares, su aspecto exterior poco ha mejorado de su anterior función como prisión de criminales. Está fondeada entre edificios en ruinas, a unos tres kilómetros de la ciudad. Guardas de seguridad cortan el paso a los interesados en hablar con estos trabajadores de la UE.

“Uníos a nuestra huelga en reclamación de trabajos con buena paga y buenas condiciones”, se leía en el cartel de Robbie Fauldes. “Queremos que los italianos sepan que no protestamos contra ellos. Al contrario, nos preocupan las condiciones de sus contratos y luchamos para que tengan el mismo nivel salarial que los británicos”, explicó.

“Sí corroboró Brian Reilly, enlace sindicalista es una vergüenza que les acomoden en la barcaza. Les darán calderilla cuando deberían cobrar dietas semanales netas de en torno a 217 euros”.

Otros lemas demandan “empleos británicos para los trabajadores británicos”. Pero los manifestantes rechazan que su disputa sea “xenófoba”, como insinuó el ministro de Empresas, Peter Mandelson.

“No es un problema que, si es necesario, vengan europeos. Pero ahora hay miles de británicos en paro. Ésta es una protesta contra la empresa, no contra los trabajadores extranjeros”, añadió Reilly.
La promesa de Brown

Los sindicatos llevaban años quejándose de la forma en que se aplica en el Reino Unido la Directiva Europea sobre Trabajadores Desplazados dentro de la UE. “No se puede traer trabajadores a todos los niveles profesionales. Lo normal es desplazar a otro país gestores y mano de obra altamente especializada y contratar obreros locales para las faenas rudimentarias”, protestaba ayer el montador Mel Coultes.

El primer ministro británico, Gordon Brown, adelantó ayer en el Parlamento que se van a publicar nuevas recomendaciones en la contratación de mano de obra en el sector de construcción e ingeniería. Los nuevos contratos deberán tener en cuenta a los parados británicos.

Es un compromiso oficial, no sujeto a la ley, que responde al principal motivo de la enconada disputa. En Total y en otras plantas energéticas, los británicos protestan por verse excluidos de los puestos de trabajo que surgen en su país.

Ahora confían en que la victoria de ayer sea un primer paso para asegurarse los empleos que irán surgiendo a medida que se renuevan las centrales eléctricas y se construyen nuevas plantas nucleares en Reino Unido. “Aquí hemos ganado una batalla, pero la lucha continuará en el resto del país”, advirtió el dirigente sindical Rielly.

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